SESIÓN SOLEMNE DEL CONCEJO MUNICIPAL CON MOTIVO DE CONMEMORARSE LOS 253 DE LA FUNDACIÓN DE SAN JUAN DE PAYARA.


El día de hoy a las 10:00 de la mañana el Concejo Municipal del Municipio Pedro Camejo, presidido por el ciudadano José Ramón Rico a petición del Párroco Pbro. Dalvin Osuna, realizó una Sesión Solemne en la en la Iglesia San Juan Evangelista con motivo de conmemorarse los 253 años de la fundación de San Juan de Payara.

Discurso de orden de Manuel Ortega, Cronista de Pedro Camejo:

253 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE SAN JUAN DE PAYARA

 

Señoras, Señores:

Hoy nos encontramos reunidos en esta Sesión Solemne del Concejo de la fundación de San Juan de Payara con el nombre La Purísima Concepción Municipal del Municipio Pedro Camejo, para conmemorar los 253 años de la de Payara.

 

I

En 1780, Mariano Martí Obispo de la Diócesis de Caracas, realizó la Visita Pastoral, a la misión la Purísima Concepción en el sitio de San Juan de Payara, en donde  vio que el único Libro donde se habían  escrito las partidas de Bautismos es el libro más antiguo del pueblo y que la primera partida es del 10 de febrero de 1769.

Esta es la fecha que se toma para decretar la fundación de un “Pueblo de Misión viva, o reducción de Indios” es la primera partida de Bautismo. Es por ello que en el libro Relación y testimonio integro de la visita general de este obispado de Caracas y Venezuela hecha por el Ilustrísimo Señor Don Mariano Martí, el secretario de la Pastoral Joseph Joaquín de Soto escribió que este pueblo “se comenzó a fundar dicho Pueblo el año del mil setecientos sesenta y nueve por los Religiosos Capuchinos Andaluces”

También los Capuchinos Andaluces basándose en el libro de bautismo dicen que el pueblo fue fundado en 1769. He aquí parte de dicha correspondencia:

El 5 de julio de 1777, Gregorio de Benoacaz, dice: “La Purísima Concepción de Payara. Almas 530. Se dio comienzo a esta Misión en el año de 1769, a distancia de dos días de camino hacia el Norte de la Misión de Cunaviche y un día de camino de la expresada Misión de San Rafael”.

El 20 de junio de 1781, Buenaventura de Benoacaz escribe: “La Purísima Concepción de Payara. Almas 975. Esta Misión a que se dio principio el año 1769 y dista del Río Apure como dos días de camino; con indios gentiles Otomacos, Yaruros, Guaranaos Taparitas, consta de setenta casas”.

El 10 de abril de 1788, Buenaventura de Benoacaz escribe: “La Purísima Concepción de Payara, jurisdicción de Barinas, Diócesis de Caracas. Esta Misión se halla entre los ríos Payara y Atamaica, dándose principio a su fundación el año de mil setecientos sesenta y nueve, con indios gentiles Otomacos, Yaruros, Guaranaos Taparitas, consta de setenta casas”.

Es por ellos que se dice que hoy es el aniversario de la fundación de San Juan de Payara.

 

II

La historia no comienza el 10 de febrero con la fundación del pueblo con el nombre La Purísima concepción "en el sitio de Payara, denominación de este río". Porque antes de la llegada de los españoles esta tierra estaba habitada por las Naciones Otomacos, Yaruros, Guaranaos y Taparitas, quienes vivían pescando, cazando y recolectando frutos.

Los Taparitas: eran comunidades de recolectores que vivían en el territorio del Bajo de Apure y las costas del Orinoco. Eran más nómadas que sus vecinos los Guamos, pues en época de verano se movilizaban constantemente. Andaban desnudos, pero los hombres usaban una taparita seca y hueca, para cubrirse el pene, de ahí deriva el nombre de Taparitas. Ellos estaban relacionados con los Otomacos.

Los Otomacos: eran indios que vivían en la región de Apure y las orillas del río Orinoco y considerados distintos de otros grupos. Durante mucho tiempo se mantuvieron en constante lucha con los Caribes, hasta que éstos comenzaron a usar armas de fuego, que les eran suministradas por los holandeses.

Obedecían los otomacos a una incipiente organización social y a cierto régimen de gobierno político a su modo. La propiedad era colectiva y el producto de la pesca y las cosechas eran distribuidas de acuerdo al número de cada grupo familiar, pero el trabajo también era colectivo, todos se ocupaban haciendo algo en beneficio de la comunidad.

Los otomacos creían en un Ser Supremo, al que llamaban Yivi Uranga, lo que quería decir: “el que está en lo alto”, o lo que es lo mismo “El Altísimo”. Este ser divino había creado el mundo, y premiaba a los buenos y castigaba a los malos. Según parece, los otomacos también creían en un espíritu del mal, a cual llamaban Tigüi-Tigüi, nombre de un pájaro enemigo del hombre.

El matrimonio otomaco era monógamo y los jóvenes eran casados inicialmente con las viudas más ancianas para que aprendieran de ellas los secretos del sexo y las obligaciones del hogar. Al enviudar los jóvenes de su primer matrimonio era cuando podía casarse con una mujer moza, a la que le trasmitía su experiencia anterior.

A un otomaco:

En las noches

catabas a la luna

para que su brillo

no desapareciera

 

En los amaneceres

gritabas y llorabas

por un gran amor

que un día se fue

a un paraje lejano.

 

Los Yaruros: para ser bautizados. Este grupo en las crónicas españolas aparecen como Saruros, Jaruros, Zavuros y Yaruros; según parece Yaruro o Jaruro es la palabra con que los guajibos conocen a esta gente, porque entre ellos mismos se denominan con el vocablo “Pumé”. De este pueblo las informaciones sobre el hábito de vida y costumbre, es de época reciente.

De los Guaranaos muy poco se conoce, sólo conocemos las menciones que de ellos hacen los Capuchinos Andaluces en su correspondencia.

 

III

A las tierras de Payara, a finales del año de 1768, llegó un joven fraile capuchino llamado Alonso de Castro, él en su labor evangelizadora logró reunir a 547 indígenas Otomacos, Yaruros, Guaranaos y Taparitas, y con ellos el 10 de febrero del año siguiente a la márgenes del río Payara dio principio a fundar el pueblo de “Misión viva, o reducción de Indios”, con el nombre La Purísima Concepción de Payara.

El pueblo fue fundado inicialmente en donde es hoy Paso Real de Payara y cuando la Iglesia se hallaba construida y techada hasta la mitad, en invierno crecieron los ríos y se inundó el pueblo, las aguas subieron hasta la iglesia cerca de una vara, por esta razón el fraile fundador se retiró embarcado en una canoa, “y los indios se mantuvieron dispersos, hasta que, pasada la inundación, volvieron a congregarse con la precisión de que había que ser en el mismo sitio, porque ellos, a estas incomodidades y a otras muchas, casi opuesta a la racionalidad, se acomodan muy bien, y el padre Misionero precisado a pasar por todas con el santo fin de civilizarlos y del que no se pierda la mayor parte de las almas, por medio de la catequización y santo bautismo”. (Padre Carrocera: Misión de los Capuchinos en los llanos de Caracas).

Al invierno siguiente La Purísima Concepción, volvió a sufrir otra inundación anegándose y perdiéndose toda, así lo informó Buenaventura de Benoacaz, en el año 1771. Después de dicha inundación los habitantes situaron el pueblo sobre un alto médano que está en la ribera Norte del río Cotayo distante una legua del río Payara. Este lugar en donde se edificó el pueblo es descrito por Vawell y Soto de la manera siguiente:

“La ciudad de San Juan está situada a lo largo de las llanuras y edificada en una colina de arena, que se convierte en isla durante el tiempo de las inundaciones”. (Richard Vawell: Memorias de un oficial de la Legión Británica).

“Su Territorio consiste en diez Leguas de Oriente a Poniente, y otro tanto de Norte a Sur; de cuyo Terreno, que es casi todo llano, se inundan algunas partes en tiempo de invierno: Al Oriente confronta con el Pueblo de San Rafael de Atamaica, distante seis Leguas: al Poniente con el supradicho Pueblo de Achaguas, distante veinte Leguas; al Norte con la Villa de San Jaime, distante catorce Leguas; y al Sur con el Pueblo de Cunaviche, distante de diez Leguas”. (Joseph Joaquín de Soto: obra citada).

 

IV

Las lecciones de 250 años de historia de San Juan Payara, los ejemplos de nuestros antepasados y de sus hijos ilustres, han de servirnos (como decía el Libertador) “como otros tantos fanales colocados en medio de las tinieblas de lo futuro”.

Culmino con esto dos poemas del payareño José Vicente Abreu, a quien el Concejo Municipal le confirió en 1986, la orden Hijo ilustre de San Juan de Payara. El primer poema es Pero San Juan está en el que nos da en versos libre la ubicación del Pueblo:

 

Pero San Juan está

entre el Payara

y el Cotayo:

A un paso el Bucaral

y a otro paso el Arauca:

en el paso,

donde Florentino

derrotó al diablo

hace siglos.

¡Y nosotros seguimos derrotándolo, Santa!.

 

El segundo poema está dedicado al Paso Arauca en donde se come en la "Laguna Vieja":

 

Allá se come

en la Laguna vieja

donde un día te llevaré

para hacer realidad

el cielo de los yaruros

que a veces vienen

por encargo otomaco

por mestizaje de centauros,

a buscarme

y tocan la puerta enorme

de mi corazón, Santa.

 


Memoria fotográfica:














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