PLAZA NEGRO PRIMERO
El 24 de junio de
1966, en San Juan de Payara, el gobernador para ese entonces del
Estado Apure Don Ricardo Montilla, inauguró en la parte oeste del
pueblo una plaza en honor a Pedro Camejo, conocida como Plaza Negro
Primero.
En el centro la
plaza sobre un pedestal de concreto cubierto de losas de color
negro, de 1,80 m del alto por 80 centímetros de profundidad, se
erigió un busto vaciado en bronce, con pátina oscura, el cual mide
1 m de alto, que representa a dicho personaje de la independencia con
la cara mirando al frente, barba en relieve con un pañuelo ceñido a
la cabeza que le cubre la frente, vestido de uniforme militar con
rango de oficial. En el lado inferior izquierdo del busto se aprecia
el nombre del escultor M. Funes.
El pedestal posee
tres Placas, en la de la izquierda, se lee: “TENIENTE
PEDRO CAMEJO, EL NEGRO PRIMERO, DEL ESTADO MAYOR DEL GENERAL PÁEZ.
GANÓ LA CRUZ DE LOS LIBERTADORES EN LAS QUESERAS DEL MEDIO Y
ASCENDIÓ A LA GLORIA CON SU MUERTE EN CARABOBO HACE HOY 145 AÑOS DE
ESTA BATALLA, AL SENTIRSE MORTALMENTE HERIDO EN LOS PRIMEROS TIROS
BUSCÓ AL GLORIOSO ADALID. DE…”.
La placa central se desapareció y en la de la derecha dice: “ENTRE
TODOS (LOS OFICIALES DE SU ESTADO MAYOR, MUERTOS EN CARABOBO) CON MÁS
CARIÑO RECUERDO A CAMEJO, CONOCIDO CON EL SOBRENOMBRE DEL NEGRO
PRIMERO… CUANDO YO BAJÉ A ACHAGUAS DESPUÉS DE LA ACCIÓN DEL
YAGUAL SE ME PRESENTÓ QUE MIS SOLDADOS DE APURE ME ACONSEJARON
INCORPORASE AL EJÉRCITO PUES LES CONSTABA A ELLOS QUE ERA HOMBRE DE
GRAN VALOR Y SOBRE TODO MUY BUENA LANZA. SU ROBUSTA CONSTITUCIÓN ME
LO RECOMENDABA MUCHO… ADMITIRLE EN MIS FILAS Y SIEMPRE A MI LADO”.
El 16 de junio de
2015, en esta plaza se realizó la recolección de la tierra que
representa lo restos simbólicos de Pedro Camejo, El Negro Primero.
¿PORQUÉ LA PLAZA
NEGRO PRIMERO TIENE UN GRAN VALOR HISTÓRICO?
Esta
plaza es de gran interés histórico para San Juan de Payara, por que
la tradición popular sostiene que allí nació Pedro Camejo, El
Negro Primero en el año de 1790, y por que durante la guerra de la
independencia en ese lugar donde y sus alrededores, estaba
establecido el Cuartel General de José Antonio Páez, y allí estuvo
el Libertador Simón Bolívar del 31 de enero al 5 de febrero de
1818; del 16 al 23 de enero de 1819; del 11 al 21 de enero de 1820; y
del 28 al 31 de marzo de 1821. Además del Libertador estuvieron
Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, José Antonio Anzoátegui,
Manuel Cedeño, entre otros héroes de la independencia. En su
primera visita a San Juan de Payara, el Bolívar conoció a Negro
Primero.
La corpulencia del guerrero, y lo que unos soldados apureños le
contaron con gran entusiasmo y la referencia del empeño que tenía
que el Libertador no supiera que él había estado al servicio del
rey, despertaron en Bolívar su interés y verlo se le acercó con
mucho afecto, y después de felicitarlo por su valor, le dijo con
voz aguda y penetrante:
— ¿Pero
qué le movió a usted a servir en las filas de nuestros enemigos?
Miró
el negro a sus compañeros como si quisiera enrostrarles la
indiscreción que habían cometido, y dijo después:
— Señor,
la codicia.
— ¿Cómo
así? — preguntó Bolívar.
— Yo
había notado —dijo el negro—, que todo el mundo iba a la guerra
sin camisa y sin una peseta y volvía después vestido con un
uniforme muy bonito y con dinero en el bolsillo. Entonces yo quise ir
también a buscar fortuna y más que nada a conseguir tres aperos de
plata, uno para el negro Mindola, otro para Juan Rafael y otro para
mí. La primera batalla que tuvimos con los patriotas fue la de
Araure: ellos tenían más de mil hombres, como yo se lo decía a mi
compadre José Félix: nosotros teníamos mucha más gente y yo
gritaba que me diesen cualquier arma con que pelear, porque yo estaba
seguro de que nosotros íbamos a vencer. Cuando creí que se había
acabado la pelea, me apeé de mi caballo y fui a quitarle una casaca
muy bonita a un blanco que estaba tendido y muerto en el suelo. En
ese momento vino el comandante gritando “A caballo”. ¿Cómo es
eso, dije yo, pues no se acabó esta guerra? Acabarse, nada de eso;
venia tanta gente que parecía una zamurada.
— ¿Qué
decía usted entonces? — dijo Bolívar.
— Deseaba
que fuéramos a tomar paces. No hubo más remedio que huir, y yo eché
a correr en mi mula, pero el maldito animal se me cansó y tuve que
coger monte a pié. El día siguiente yo y José Félix fuimos a un
hato a ver si nos daban qué comer; pero su dueño cuando supo que yo
era de las tropas de Ñaña me miró con tan malos ojos, que me
pareció mejor huir e irme al Apure.
—Dicen
— le interrumpió Bolívar —, que allí mataba usted las vacas
que no le pertenecían.
— Por
supuesto — replicó —, y si no ¿qué comía? En fin vino El
Mayordomo al Apure, y nos enseñó lo que era la patria y que la
diablocracia no era ninguna cosa mala, y desde entonces yo estoy
sirviendo a los patriotas.
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