Efemérides


89 ANIVERSARIOS DEL NATALICIO DE JOSÉ VICENTE ABREU, HIJO ILUSTRE DE SAN JUAN DE PAYARA.

 


Tal día como hoy del año 1927, en la calle lateral a la Plaza Bolívar de San Juan de Payara, en la casa donde hoy se encuentra un negocio denominado “Domingo Santo”, nació José Vicente Abreu. Sus padres fueron Gabriel Abreu y María de Jesús Rincones, quien descendía de otomacos.
Abreu vivió su infancia en San Juan de Payara y en San Fernando de Apure. En esta ultima cursó sus estudios primarios y secundarios. Pronto dio muestras de poseer una acusada inclinación hacia las Humanidades, ya que, con tan sólo doce años de edad, comenzó a difundir sus primeros escritos en el periódico del centro de estudios donde cursaba el bachillerato.
Fiel, a partir de entonces, a este compromiso con las Letras, marchó, ya en plena juventud, a Caracas, para cursar la carrera de Periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Graduado en 1949, en la promoción Leoncio Martínez. Y Al año siguiente obtuvo título de Profesor de Castellano, Literatura y Latín en el Instituto Pedagógico de Caracas.
Dispuesto, a partir de entonces, a compaginar en su vida laboral la docencia con el periodismo, no tuvo apenas tiempo de estrenarse en dichas profesiones en su país natal, ya que, en su condición de miembro activo -y líder juvenil- del partido Acción Democrática (AD), vivió prácticamente en la clandestinidad durante los primeros compases de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.
Estas tempranas inquietudes políticas dieron lugar a que, el día lunes 26 de mayo de 1952, cayera en manos de la policía política (Seguridad Nacional). Quienes lo llevan a la cede de la S.N, ubicada en el Paraiso a pocos metros de la resicdencia de Marcos Pérez Jiménez. Abreu la describe así en Se llamaba S.N:
“Un edificio bajo, gris, de puertas amplias, escaleras cubiertas de linóleo jaspeado. Da la impresión de estar ante una fábrica. Los vidrios de la fachada, pintados de gris plomo. Barandas y puertas de hierro. Nada que indicaran las puertas del infierno. Pero no dejaba de pensar: las puertas de cualquier policía en Venezuela conducen al infierno”.
Allí el payareño fue sometido a todo genero de tortura por los esbirros de la S.N. De allí fue trasladado a la cárcel modelo de Caracas, y posteriormente al campo de concentración de Guasina a donde llega el 25 de julio, allí escribe Manifiesto de Guasina, luego es llevado al de Sacupana.
Del Campo de concentración de Sacupana fue a la Cárcel de Políticos de Ciudad Bolívar, en 1963, se separa de Acción Democrática y comienza a militar en el Partido Comunista de Venezuela.

En diciembre de 1957, al salir de la cárcel de Ciudad Bolívar, se va al exiliado a México, en donde vivirá hasta 1958. El 23 de enero de 1958, una insurrección cívico-militar derroca la dictadura de Marcos Pérez Jimenes, el cual huye del país. Esto le permite al Payareño volver a su patria, en donde asumió la jefatura de redacción del periódico Tribuna Popular, vocero del Partido Comunista de Venezuela, hasta la clausura del diario en 1960.
En 1962, un Tribunal Militar lo condenó a seis años y seis meses de presidio por su presunta esta sublevación lo acompañaron Jesús Teodoro Molina Villegas, Pedro Vegas Castejón, Octavio Acosta Bello, Pedro Duno, Julio Bonett Salas, Simón Sáez Mérida, Eloy Torres, Rodolfo Gil, Modesto Martínez, Antonio Silano, Luís Vargas, Jesús Salazar, Antonio Marín, Héctor Fleming Mendoza, Luis Delgado, Américo Farías Abreu, Francisco Uzcátegui, Omar Sarmiento... El 7 de mayo, la Dirección Nacional del Ministerio de Relaciones Interiores, dio a conocer el siguiente comunicado:
“En la tarde del día de hoy el Destructor Morán, unidad de las Fuerzas Navales Venezolanas, interceptó una lancha que huía de las costas venezolanas y capturó a sus ocupantes, quienes resultaron ser dos oficiales de los alzados en la ciudad de Carúpano: Teniente Héctor Fleming Mendoza, el Sub-Teniente Eufrasio Silva Mata, y los civiles Diputado Eloy Torres, miembro de la Dirección Nacional del Partido Comunista; José Vicente Abreu; Pedro Lugo; Luis Muñoz Rodríguez; Doctor Enrique Centeno Lovera; Víctor Manuel Pérez y Niquita Figueroa, miembros de los partidos comunistas y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria.
En acuerdo con el Art. Nº 143 de la Constitución Nacional se dará cuenta a la Cámara de Diputados de la prisión del Diputado Eloy Torres.
Fue igualmente capturado el Teniente de Fragata Farías Abreu, quien se entregó voluntariamente. Tanto en Carúpano, como en todo el país reina absoluta normalidad. En el día de mañana la Dirección Nacional de información emitirá un comunicado donde cuenta de las actividades cumplidas por la Dirección General de Policía en resguardo del orden público, incautándose armas, material subversivo y terrorista en poder de los militantes del Partido Comunista y Movimiento de Izquierda Revolucionaria. En Carúpano prosiguen las investigaciones sobre las implicaciones civiles, en la sublevación del Batallón de Infantería de Marina Nº 3”
Preso en la Cárcel Pública de Ciudad Bolívar, en los mismos calabozos en donde había sido recluido durante la dictadura de Pérez Jiménez, esta vez tendrá como compañeros de prisión a sus antiguos carceleros: Juan Manuel Payares y Alfredo Martínez. En el mes de agosto comienza a cumplir condena el Cuartel San Carlos.
En 1963, ante sus quebrantos de salud, sin duda a consecuencia de tantos años de persecución, torturas y agobio, el 19 de agosto, visto el informe médico suscrito por el doctor Fernando Rísquez Iribarren, y de conformidad con lo pautado por el Código de Justicia Militar, el Ministro de la Defensa acuerda entregar el prisionero a José Agustín Catalá, bajo “fianza de custodia”, pues según el parte médico requería ser tratado en ambiente familiar. Por tal razón le fue otorgado el beneficio de “casa por cárcel”. Se reencuentra con la familia y es entonces cuando decide revisar los manuscritos pergeñados en la Cárcel de Ciudad Bolívar diez años antes, cuyos originales los había entregado a José Agustín Catalá (en febrero de 1958), los cuales se había negado a revisar para no recordar el drama de aquellos años. Tales manuscritos son el núcleo del libro Se llamaba SN, el cual fue publicado el mes de julio de 1964. Al año siguiente la editorial Venceremos, de La Habana, Cuba, publica su obra Se llamaba SN. Su salud se resiente aún más, por lo cual logra que se le sea conmutada la pena de cárcel por exilio. El 4 de mayo, sale rumbo a Moscú y Checoslovaquia, a donde se le uniría su familia. En Bulgaria, en su capital Sofía, se desempeñará como profesor universitario de literatura española y latinoamericana. Luego, se traslada a La Habana, en donde permanecerá aproximadamente dos años, hasta 1967. En esta ciudad concluye la primera versión de su novela Las cuatro letras.
De nuevo en Venezuela, dirigió la Imprenta de la Universidad Central de Venezuela y formó parte del cuerpo de directores del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG). Su obra Se llamaba SN es traducida al alemán. 
 
En 1973, publica Toma mi lanza bañada de plata. Con su salud aún más deteriorado, la familia lo convence de que se someta a tratamiento, el cual resultó exitoso durante largo tiempo.
Su inquietud por la historia lo encaminó a una nueva pasión: a la arqueología. En los años 80 participó en una expedición arqueológica en los llanos de Barinas que dio cuenta del “Correo Incaico” hasta esas tierras llaneras, limite que podemos fijarlos como extensión de aquel imperio.
También fue a los lugares donde ocurrieron enfrentamientos durante la guerra de independencia, tales como las batalla de Mucuritas y las Queseras del Medio, e igualmente de la batalla de Santa Inés, durante la guerra Federal. “Esto le permitió a José Vicente recabar mucha información acerca de esos eventos y la recolección de reliquias militares. Lo llenó de mucha satisfacción localizar y excavar las trincheras realizadas por la gente del General Zamora en Santa Inés de Barinas”.


En 1982 , fue integrante del Jurado en la IV edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, junto a Carlos Fuentes (México), Augusto Roa Bastos (Paraguay), Manuel Mejía Vallejo (Colombia), Antonio Cornejo Polar (Perú), Carlos Barral (España) e Ignacio Iribarren Borges (Venezuela). El galardón recayó en la novela Palinuro de México del escritor mexicano Fernando del Paso y el premio consistió en diploma, medalla de oro y cien mil bolívares o su equivalente en moneda extranjera. Para esta versión del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos concurrieron treinta y siete obras. Hubo nueve finalistas: La Habana para un infante difunto, de Guillermo Cabrera Infante (Cuba), Lope de Aguirre, príncipe de la libertad, de Miguel Otero Silva (Venezuela), Daimón, de Abel Posse (Argentina), Te dió miedo la sangre, de Sergio Ramírez (Nicaragua), La tumba del relámpago, de Manuel Scorza (Argentina) y La Isla de Robinson de Arturo Úslar Pietri (Venezuela).
El 25 de abril 1987, muere en Caracas. Durante su vida como escritor y político, utilizó varios seudónimos, entre ellos los de Martín Martínez, Máximo Miliciano, Guanipa y José Bello.

Esposas de Abreu
El payareño José Vicente Abreu fue casado con Beatríz Catalá, hija del notable editor portugueseño José Agustín Catalá. A ella le escribió el libro de poemas Camarada Paloma, con versos escritos entre 1962 y 1963, cuando estuvo recluido en el Cuartel San Carlos y en el Hospital Militar de Caracas, este libro fue publicado en el 2007 por la Fundación Editorial El Perro y la Rana (del Ministerio del Poder Popular para la Cultura).
De la unión Abreu – Catalá, el 16 de noviembre de 1958, nacieron Juan José y Manuel Vicente, el 24 de diciembre de 1959, José Agustín y el 14 enero de 1961 Amanda Beatriz.

En 1984, culmina su unión con su esposa Beatriz Catalá Montenegro y luego se casa con la escritora y profesora universitaria de origen guayanés, nacida en Ciudad Bolívar, Lyll Barceló Sifontes. A quien le escribió el libro de poemas Camarada-Santa, el cual fue publicado en el 2002 por la Universidad Católica Andrés Bello, bajo el titulo Camarada Santa (yo soy el guerrero muerto).

Reconocimientos revividos
Entre los reconocimientos revividos descantan la orden Rómulo Gallegos en su segunda clase, otorgada en San Fernando de Apure, en noviembre de de 1981; la orden al mérito al empleado universitario del año otorgado por la asociación de empleados de la Universidad Central de Venezuela en 1983; la orden Cecilio Acosta en su primera clase, otorgada en Los Teques, Estado Miranda en 1984; orden Hijo ilustre de San Juan de Payara en 1986.

Obras
A mediados de los años sesenta, cuando Abreu había iniciado ya su segunda etapa como exiliado, vio la luz en Caracas su obra Se llamaba S.N. (1964), un texto que, calificado por el propio escritor como "novela-testimonio", pronto se incorporó a la nómina de las obras fundamentales de la literatura venezolana de la segunda mitad del siglo XX. Se trata de una espléndida novelización de su dura experiencia en las cárceles de la dictadura, en medio del hostigamiento atroz prodigado por la policía política del régimen (la tristemente famosa Seguridad Nacional, cuyas iniciales quedaron bien reflejadas en el título de esta obra).
Valiéndose de un estilo claro, seco y preciso, desnudo de cualquier alharaca barroca, Abreu combinó en esta obra su oficio de periodista con su vocación literaria, para ofrecer un fresco crudo y descarnado -a veces, un testimonio puramente periodístico, a juzgar por la implacable frialdad de su estilo- de la barbarie totalitaria. Con otros recursos propios del registro periodístico (como el empleo de oraciones muy breves, o la inclusión abrupta de abundantes diálogos que pueden recordar las meras transcripciones de entrevistas que habitualmente ocupan las páginas de los diarios de todo el mundo), Abreu consigue crear una bella e inquietante obra literaria que, al mismo tiempo, se presenta como un alegato en defensa de la dignidad humana, los derechos del hombre y los valores civiles de cualquier comunidad democrática (como la solidaridad, la justicia, la igualdad y el derecho a resistir contra cualquier forma de tiranía y opresión).
Se llamaba S.N. tuvo una amplia fortuna editorial no sólo en Venezuela, sino en otras muchas naciones del ámbito geocultural hispanoamericano. Además, pronto rebasó los límites del Nuevo Continente para ser traducida a las principales lenguas europeas (como el francés y el italiano), así como a otros idiomas que, en la segunda mitad del siglo XX, fueron vehículos de expresión de las mismas posturas políticas e ideológica defendidas por el escritor de San Juan de Payara.
Antes de haber asombrado a los lectores y la crítica de Venezuela con Se llamaba S.N., José Vicente Abreu había dado a la imprenta otra obra de indudable valor literario y testimonial, Manifiesto de Guasina (Caracas, 1959). Obra inspirada en sus penosas vivencias en el penal al que alude el título, anunció ya ese estilo conciso y directo (propio del lengua periodístico, como ya se ha apuntado más arriba) y ese género híbrido (mezcla de novela y testimonio biográfico) en los que habría de sentar cátedra el escritor venezolano. Corregida y ampliada por el propio Abreu, esta opera prima fue reeditada al cabo de diez años de su primera salida a la calle, ahora bajo el poético título de Guasina, donde el río perdió las siete estrellas (Caracas, 1969). La crítica celebró con renovado asombro la mezcla de géneros presentada por el autor de San Juan de Payara, poniendo de manifiesto su condición de tragedia poemática y, al mismo tiempo, relato histórico testimonial.
Otras obras de José Vicente Abreu son Las 4 letras (Caracas, 1969), Toma mi lanza bañada en plata (Caracas, 1973) y Palabreus (1985).

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