PEDRO CAMEJO (CORRÍO)


Germán Fleitas Beroes


Primera Parte

Pedro Camejo
El Negro Primero”

Su padre fue un negro fuerte
Mujeriego y peleador
Lo que llamaban los godos:
Un negro guachamarón.

Su madre fue una negraza
Dura como un botalón,
La primera en los joropos
Y en los bailes de tambor.

Se enamoraron los negros
Y un Jueves de la Ascensión
Se casaron por la iglesia
Tal como lo manda Dios

Luna de miel con zizaña
Principios de rebelión;
Un ¡VIVA! A Gual y España.
Esa fue su perdición

Lo llevaron a la cárcel,
Lo acusaron de traición
Y lo metieron al cepo 
Después de una planazón

No se supo más del negro
Hasta que en una ocasión
La negra, que andaba encinta
Salió en busca de un doctor;
 
No llevaba en la cabeza
Su pañuelo tornasol,
lloraba y entre sollozos,
La mejor explicación
Se la daba a todo el mundo
Lo negro del camisón…
Y nació Pedro Camejo,
Huérfano de pantalón;
Bebedizos de aguardiente
Con canela y papelón;
Pañales de luna llena
Dulces besitos de amor;

Pasaba los días haciendo
Arepitas de pompón
Hasta que pudo jugar 
Con moneditas de sol.


SEGUNDA PARTE

PEDRO CAMEJO
FRENTE A LA VIDA

A los veinte años escasos
Aquel futuro campeón
Iba en las fuerzas de Yáñez
Puntero en un escuadrón.
Pasaron algunos meses
Y en Araure desertó,
Poco menos de una legua
La mula se le cansó
Alguna novilla gorda
En el camino mató;
Su compadre José Félix
A un Hato lo acompañó,
Pero el dueño de la finca
Que al principio lo aceptó
Al saber que era de Yáñez
De mal modo lo miró….

Entonces el negro dijo
¡para Apure me voy yo!
Y cuando estuvo en Achaguas
A Páez se le presentó

-¡Me llamo Pedro Camejo!
Realista que se fugó;
Solo aspiro, Mayordomo,
Una casaca marrón,
Un penacho bien bonito
Que pegue con mi color,
Freno y charnelas de plata
Un caballo correlón
Una “Santa Catalina”,
Un machete bien cortón;
Ser obediente a su mando,
Combatir en pelotón,
Encontrar para Mindola
Aperos de distinción
Para el negro Juan (rafal)
Silla nueva con pellón;
Cada vez que haya trifulca
Matar algún chapetón
Registrarle los bolsillos
Sin mucha contemplación
Porque los godos realistas
Cargan el oro a montón……!
Ante aquellas faramallas
Y ante aquella explicación
Tuvo que soltar la risa
Todo el Estado Mayor
El abrazo del catire
Al negro comprometió
-¡Acomódese Camejo
Que mañana quiero yo
Saber si es verdad que tiene
Tanta destreza y valor!
Una semana después,
¡como por mano de Dios!,
De repente: ¡el enemigo…!
Y Camejo se lució:
Hubo plomo y hubo lanzas,
Hubo gritos de terror
Pudo “mojar la cuchara”
En el primer encontrón,
Después le pasó revista
A los cinco que tumbó
Y se puso la casaca
Del último que mató
En más de veinte combates
El Negro se distinguió
Lo llamaban “El Primero”
Y siempre lo demostró;
Tuvo fama de jinete
Y de buen arrendador;
Soga brava en los rodeos,
Recio como amansador,
Al pie del arpa cantaba
Y sabía quebrar la voz,
Escobillando un joropo
Nunca tuvo contendor,
Era bueno con el cuatro
Con las maracas, mejor;
En el agua, por supuesto ,
Era el caribe mayor,
En amores y amoríos
Fue un Negro conquistador
Porque a todas las muchachas
les robaba el corazón.

Como premio del destino 
a BOLIVAR conoció,
Este le puso cariño
el Negro se lo ganó;
le dijo que “diablocracia”
era el sistema mejor
y le contó sus andanzas
por esos llanos de Dios.

En “Las Queseras del Medio”
Cuando el Catire gritó
el Negro Pedro Camejo
fue el primero que volteó
¡a la lanza…..!, se le oía,
Y su nombre figuró
En el grupo de centauros
Que a Morillo derrotó.

Después, camino a San Carlos
El ejército marchó,
Era el convenio de Páez
Con nuestro LIBERTADOR.
Se encontraron los dos jefes,
Por el triunfo se brindó,
Y el plan de ataque y defensa
En ”La Blanquera” nació,
¡Carabobo era la meta,
Era morir con honor,
Era sepultar allí
Tres siglos de humillación”.

El Negro Pedro Camejo
En su lenguaje arengó
A toda la llanerada
Que sonriente lo escuchó:
¡Mañana es la gran “cisiva”,
El que muera con valor
Resucitara más tarde
En los brazos del SEÑOR,
Pero en cambio en el infierno
Estará el Diablo Mayor
Esperando al que recule
Delante del contendor.


TERCERA PARTE

BATALLA DE CARABOBO

Y llegó la fecha magna
De nuestra emancipación:
Día veinticuatro de junio
Mas o menos a las dos
Páez, Aramendi, Cedeño,
Plaza y Juan José Rondón,
Cada Jefe en la vanguardia
Mandaba su división,
Dirigiendo aquel combate
BOLIVAR, LIBERTADOR.

En la Pica de la Mona
Hubo fuego a discreción,
Los ingleses aguantaban
Con Farriar como un León,
Después todo fue locura
Reinaba tal confusión
Que el griterío tapaba
El estruendo del cañón;
El lanzazo y el disparo,
Caballos sin dirección
Tierra y humo, sangre y lodo,
El “ajo” y la maldición,
Tan solo se distinguían
El pabellón español
Y ondeando en una eminencia
La bandera tricolor.

De repente se oyó un grito,
Un hombre se tambaleó,
Páez, como un energúmeno
Ferozmente lo increpó:
¡No dé la espalda Camejo,
Mate sin contemplación!,
Y el Negro, desde el caballo
Noblemente respondió:
¡Estoy muerto, Mayordomo,
Y vengo a decirle adiós!

¡Teniente PEDRO CAMEJO,
Reciba de corazón
El respeto de su pueblo

y la luz de una oración!

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