Efemérides

1816-2016: 

bicentenario 

de la batalla de Mata de la Miel

 
 


Hoy 16 de febrero de 2016, es el bicentenario de la Batalla de mata de la Miel. En esta batalla José Antonio Páez derrotó a los españoles, haciendo de nuevo derroche de valor y sobreponiéndose a la inferioridad de sus fuerzas, Páez, al frente de sus lanceros, dio una carga impetuosa sobre las tropas realistas mientras prendía con fuego la sabana, como acostumbraba a hacer para sembrar el terror entre sus enemigos.
 Para ese entonces, Páez al mando de una fuerza integrada por 500 hombres de caballería se encontraba en Guasdualito dándole protección a este poblado. Pero llegaron noticias que el ejército realista bajo el mando del Coronel Francisco López se encontraba en Mata la Miel con una fuerza que pasaban del millar de hombres, entre los cuales habían mas de 400 de caballería. Contra la opinión de sus oficiales Páez se prepara y va en busca del enemigo.
Alcanzada la tarde, Páez se propone lanzar un ataque a los realistas y al efecto forma su tropa en dos líneas, la primera al mando del Comandante Nonato Pérez y la segunda al mando del Comandante Genaro Vásquez. Avanzaron los Patriotas hasta reabrir fuego de artillería y fusilaría enemiga y cargo entonces con tanto ímpetu la primera línea que puso en fuga mas de la segunda y tercera parte de la caballería realista.
No tuvo la misma suerte Genaro Vásquez pues apenas avanzó fue rechazado, intervino Páez y logró que los jinetes volvieran y acometieran. Tan ruda fue la carga que la caballería de López no pudo resistir y fue lanceada con bravuras, el enemigo dejó en el campo 500 prisioneros y 400 muertos, 3.345 caballos y gran cantidad de lanzas y fusiles.
La victoria le valió que el Libertador Simón Bolívar lo ascendiera a teniente coronel y felicitara a sus tropas.

La Batalla de Mata de la Miel contada por Páez en su autobiografía:

 

A medianoche del 15 de Febrero, llegó al campamento situado fuera del pueblo, un criado del comandante Miguel Guerrero, enviado por un hermano de este (entre sus hermanos apellidado el Chato) que servia con grado de Capitan en el ejército español, para avisar á Guerrero que procurara no encontrarse en la accion que iban á darnos, porque probablemente la perderiamos, contando con fuerzas superiores en número á las nuestras, y de las mas disciplinadas y escogidas; informábale al mismo tiempo de la proximidad del enemigo y que debiamos ser atacados el dia siguiente. Guerrero previno al criado que guardase sigilo, y á las seis de la mañana se dirijió á casa del general Ricaurte para darle parte de lo que ocurria, conduciendo al mismo criado para que diese todos los informes que se lo exigiesen. Ricaurte ordenó á Guerrero y al emisario de su hermano que no dijesen ni una palabra sobre el particular. Hizo reunir á todos los oficiales del ejército, manifestándoles que deseaba saber su opinion sobre el proyecto que le animaba de retirarse con las tropas al otro lado del rio Arauca, provincia de Casanare. Como pasasen algunos momentos sin que nadie le respondiera, se dirijió á preguntándome mi modo de pensar sobre el proyecto. Yo le contesté que habia ofrecido al pueblo de Guasdualito defenderle del enemigo hasta el último trance, y que en tal concepto sin dejar de estar dispuesto á obedecer sus órdenes superiores, le suplicaba que en caso de retirarse él, me permitiera quedarme con mi escuadron, pues deseaba cumplir mi oferta. Sin decirme ni una palabra, hizo á los demas oficiales igual pregunta, y habiéndole respondido que todos eran de mi mismo parecer, "Pues entonces, dijo con ira, que los mande el comandante Páez; yo no quiero mandarlos mas. Continuen bajo sus órdenes los que no quieran seguirme á Casanare."
Efectivamente se retiró para aquel punto sin habernos dicho absolutamente nada acerca de la proximidad del enemigo.
Siguiéronle el comandante de caballería Miguel Guerrero, el gefe del Estado mayor Miguel Valdez, la plana mayor, una compañía de infanteria, otra de dragones y unos cuantos gefes y oficiales mas. Quedé pues, hecho gefe y con una fuerza reducida á quinientos hombres de caballería.
Ignorando lo que los demas sabian, los que no quisimos marchar á Casanare nos pusimos inmediatamente en busca del ejército español para batirlo donde quiera que lo encontráramos. A distancia de una legua, nuestra descubierta dió con otra del enemigo a la cual cargó y puso en fuga. La persiguió con ahinco y brio, pero no pudo coger ni un solo prisionero, porque los realistas montaban muy buenos caballos.
Así que no hubo noticia alguna. Yo me habia quedado recorriendo el pueblo para que no se me quedase ningun hombre rezagado, y cuando salia á alcanzar las fuerzas, me encontré con un soldado que á toda brida corría para avisarme el encuentro que habia tenido nuestra avanzada. Alarmado con la noticia apuré el andar, y luego que me incorporé á mi gente, órden de redoblar la marcha, y me adelanté hasta encontrar la descubierta que estaba detenida observando una gran nube de polvo que se alzaba en el sitio llamado la " Mata de la Miel." Tal era la primera noticia que tenia de los españoles.
Muy en breve me persuadí de que aquel era un ejército que se dirijía sobre nosotros y resolví acercármele á pesar de la gran distancia á que le teniamos, para imponerme de su calidad y número. Un poco mas adelante de la descubierta se hallaba el comandante Nonato Perez con 16 dragones, que habia tambien salido á reconocer. Preguntóme á dónde iba; yo no me detuve á contestarle y continué á galope. Por fortuna él me siguió con sus dragones. A vista del enemigo hice alto para observarlo mejor. Como á seiscientas varas del ejército, estaba formada la descubierta enemiga compuesta de 30 hombres. El oficial que la mandaba y yo, principiamos desaforadamente á decirnos baladronadas, desafiándole yo á un combate singular, eso con tal ardor, que sin advertirlo me fui acercando mas de lo que convenia á mi seguridad personal; él mandó hacer fuego, y una bala acertó á herir mi caballo mortalmente, entrándolo por un ojo. Cayó el hermoso animal cojiéndome una pierna debajo de su cuerpo; y con gran dificultad pude desembarazarme. Sobrado tiempo tuvieron los españoles para acuchillarme en el suelo; pero se contentaron con solo dispararme algunos tiros. Permaneciendo Nonato Perez tranquilo ó inmóvil con su gente como á una cuadra de distancia, ya puesto en pié, le grité que avanzara y así lo hizo, cargando la avanzada enemiga á la que le mató cinco hombres.
Volvió á donde estaba yo, y tomando entonoes el caballo de uno de los dragones, me reuní con mis tropas, á quienes (lo recuerdo como si hoy fuese) les dirijí la mas estupenda proclama que jamas ocurrió a general alguno. Lleno de pesar por la pérdida de mi caballo,Compañeros, les dije, me han matado mi buen caballo, y si Vds. no estan resueltos á vengar ahora mismo su muerte, yo me lanzaré solo á perecer entre las filas enemigas. Todos contestaron: "Sí, la vengaremos."
Hice apretar el paso porque la tarde estaba tan avanzada que muchos de los gefes opinaban que debiamos suspender el ataque para el dia siguiente, porque cuando llegáramos á tiro de fusil ya seria de noche. Yo les contesté que la oscuridad de esta seria tan grande inconveniente para ellos como para nosotros, y á una regular distancia del enemigo mandé formar dos líneas, la primera al mando del valiente Nonato Perez y la segunda al del caballero y esforzado comandante Genaro Vasquez. En aquella formacion marchamos lentamente, acercándonos al ejército español hasta hacerle romper el fuego.
Su gefe, el coronel Francisco Lopez, nos dejó acercar á menos de medio tiro de fusil, y entonces rompió sobre nosotros con artillería y fusilería. Cargó la primera línea con Nonato á la cabeza, tan impetuosa y ordenadamente, que puede decirse arrancó de la formacion á mas de las dos terceras partes de la caballería enemiga, poniéndola en completa derrota.
Habia yo prevenido á Vasquez que no avanzase hasta no recibir mis órdenes; pero colocado yo entre su columna y la de Nonato, al observar que el enemigo apuntaba, grité á la primera linea que avanzara; creyó Vasquez que la orden le comprendia tambien, y se movió avanzando. Tuve que correr hácia él para contenerle. En aquel acto fué herido de un balazo mi caballo, y comenzó á dar corcobos, arrojándome a alguna distancia con la silla entre las piernas, y huyendo en direccion al enemigo. Yo quedé cubierto por una espesa nube de polvo levantado por la caballería, y sin saber ademas dónde me hallaba por causa de la oscuridad de la noche que rápidamente se aproximaba. Por fortuna salí de aquellas tinieblas y me encontré con el ciudadano Esteban Quero á quien pedí su caballo que me cedió generosamente al conocerme. Apenas á caballo observé que la segunda fila venia rechazada.
Me dirijí á contenerla y despues de algunos momentos de buena brega logré que los ginetes volvieran caras. Reanimados con mi presencia y eficazmente ayudados por Vasquez y los oficiales, nos lanzamos á revienta-cinchas sobre el resto de la caballería enemiga que habia quedado á su derecha y se componia como de 400 hombres. Estos no pudieron resistir la impetuosa acometida, remolinearon y se pusieron inmediatamente en fuga; pero perseguidos por nosotros fueron recibidos por nuestra primera línea que habia roto al enemigo y se hallaba mas adelante. Allí le tocó la peor parte al enemigo, pues lo lanceamos sin misericordia, si bien tuvimos la desgracia de contar entre nuestros heridos á los valientes capitanes Rafael Ortega y Gregorio Brito, el cual murió al siguiente dia lamentando el egoismo de Ricaurte y Guerrero que nos habian ocultado la proximidad del enemigo.
Concluida la lucha con la caballería, lucha que á la verdad fué muy sangrienta, y siendo ya como las ocho de la noche, volvimos sobre la infantería; pero ya esta habia desocupado el puesto que tenia, emprendiendo su retirada hácia los bosques del rio Apure, y aunque dimos con ella como á las nueve, apenas se le hicieron algunos prisioneros.
" Nada hay, dice Baralt, sobre aquella jornada, nada hay mas triste que un combate dado en la obscuridad de la noche, porque en él las hazañas pasan sin testigo y sin gloria, muere sin exitar compasion el que sucumbe, no hay amigos que favorezcan, ni valen contra golpe enemigo el valor y la destreza." Tal fué la batalla de la " Mata de la Miel" en que el enemigo tuvo la pérdida de 500 prisioneros, 400 muertos, 3.345 caballos y gran número de lanzas y fusiles que tomamos.
Se distinguieron como de costumbre los capitanes Genaro Vasquez, Nonato Perez, Miguel Antonio Figueredo, Antolin Mujica, Francisco Hurtado, Hermepejildo Mujica, Gregorio Brito y Juan Antonio Romero.

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