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ESCRITOS EN SAN JUAN DE PAYARA


Por Simón Bolívar


 
Payara. 5 de febrero de 1818.
Al Comandante General de las fuerzas sutiles.
Oportunamente llegó a mis manos el oficio de V.S. de 31 del pasado, contestación al mío del 29.
Desde el último del pasado estoy en este pueblo, incorporado con el señor General Páez, aguardando a que llegara el Comandante Padilla con el parque y hospital para dirigir a V.S. los auxilios que necesita. El lleva la carne salada y los marineros que han podido encontrarse, y aunque no son todos los que V.S. ha pedido, es indispensable que se conforme con ellos, porque no ha sido posible reunir más. Todos los que entienden de marinería se han ocultado al saber que te les iba a llevar sobre San Fernando.
Después que haya V.S. tripulado los buques del mejor modo posible con los hombres que lleva el Comandante Padilla, seguirá por el Apure a apostarse en Orichuna, que está una jornada distante de San Fernando. De allí entablará V.S. sus comunicaciones con el señor Coronel Miguel Guerrero, que queda encargado del mando de este pueblo y de las tropas que obran por esta parte, mientras el ejército se dirige a Calabozo. El ha recibido mis órdenes para auxiliar a V.S. con cuanto necesite, y particularmente le he encargado la solicitud de marineros para completar las tripulaciones. Entiéndase V.S. con él, que le prestará todos los socorros que estén a su alcance.
En Arichuna encontrará V.S. ganado para la subsistencia de la escuadrilla, y allí mismo podrá V.S. hacer salar carne, si trae la sal necesaria; pero si antes de llegar V.S. a Arichuna necesitase cualquier especie de auxilios, el Coronel Guerrero está advertido de que se los preste por donde V.S. los pida.
El objeto de V.S. es estrechar a los enemigos por el río, molestarlos del modo posible y asegurar las comunicaciones del ejército con este lado. V.S. llenará estos objetos economizando mucho las municiones, que no permitirá se gasten sino en casos urgentes y de absoluta necesidad.
Las observaciones que V.S. haga en los reconocimientos y las noticias que adquiera por los pasados o prisioneros, además de participármelas a mí. las comunicará también al Coronel Guerrero para su inteligencia. Confiadamente espero del valor, celo y demás virtudes militares de V.S. el suceso más favorable en todas sus operaciones.
Dios, etc.
BOLÍVAR
Del copiador. Archivo del Libertador, vol. 24. fol. 284. Escrito de letra de Briceño Méndez. El destinatario es el Capitán de Navío Antonio Díaz sobre quien puede verse la nota principal del documento nº 1809 En las Memorias de O’Leary dice "fuerzas militares", por fuerzas sutiles, lo cual es error de transcripción Payara es la misma población conocida como San Juan de Payara, hoy capital del Distrito Pedro Camejo del Estado Apure, Para las características del cuaderno copiador véase la nota principal del documento. Nº 2646.

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San Juan de Payara, 11 de enero de 1820.
A S. E. EL GENERAL F, DE P. SANTANDER.
Mi querido amigo:
Llegué anoche a este pueblo habiéndome traído el ejército de Oriente, que no ha dejado de tener 500 hombres de deserción; pero con caballería y todo debemos contar con más de 2.000 hombres de dicho ejército.
El general Páez ha vuelto de regreso de Barinas sin haber combatido con nadie, porque los enemigos le dejaron libre la provincia, pero sufría deserciones considerables, y algunas de ellas al enemigo, causadas por algunos de los oficiales prisioneros a quienes dimos servicio en el Nuevo Reino de Granada, además sufrieron las tropas de Páez muchas en enfermedades, carencias de víveres y falta de caballos: en fin este ejército ha vuelto y está ya reunido conmigo; que con las reclutas que vienen del Reino se aumentará considerablemente. De lo que estamos sumamente faltos es de caballos; de suerte que no sabemos cómo hacer para montar el ejército. Los hay, pero muy flacos por las fatigas anteriores: apenas tenemos en que montar los oficiales en caballos de servicio. Esta dificultad me tiene en la mayor perplejidad, porque Morillo, según las noticias que tenemos, tiene su cuartel general en el Tocuyo, país montañoso, y ha dado orden a sus cuerpos avanzados que replieguen hacia él al acercarse el enemigo. Ha dicho, según relaciones fieles, que va a retirarse cuanto le sea posible hasta destruir nuestra caballería, y luego batir nuestra infantería en posiciones ventajosas, alejándonos la fuente de nuestros recursos y acercándose él a los suyos. Este plan me parece el más conveniente para el enemigo y, por lo mismo, muy desventajoso para nosotros. Por otra parte, el verano hace el tránsito de aquí a las serranías sumamente penoso para los caballos, que, sobre estar en muy mal estado, se destruirían antes de llegar al campo de batalla con sólo faltarle pasto y agua. Todo nos indica que debemos dejar pasar un poco de tiempo para que se reponga la tropa de sus fatigas, se discipline como es de necesidad, y convalezcan los caballos con los buenos pastos que tiene ahora el Apure. Mientras tanto yo voy a maniobrar por un flanco del enemigo para forzarlo a concentrarse, para que concentrado agote sus recursos y después vuelva a diseminarse, forzado por la escasez a que los vamos a reducir, a tiempo que ya podamos tomar la ofensiva resueltamente.
Para ejecutar todo esto, dejo a la consideración de Vd. calcular el tiempo que se necesita y las muchas medidas que debemos adoptar para lograr, con todas las probabilidades, un resultado favorable. Mucho hemos hecho, pero más nos queda por hacer; desde luego voy activar la toma de Maracaibo por las tropas inglesas y las de Urdaneta; por consiguiente, es indispensable ocupar Mérida y Trujillo, y ocuparlas permanentemente, porque éstas son el antemural de la Nueva Granada y sirven para inquietar el flanco derecho de Morillo. Por consiguiente, las fuerzas inglesas no deben obrar ya sobre Caracas hasta que no entre el invierno, para que no se encuentren solas en la lucha por aquella parte.
El general Bermúdez con los 1.000 ingleses que fue a buscar a la Margarita, y los más que haya traído, debe quedar en el Oriente para ocurrir donde sea más urgente. La caballería del general Sedeño entrará en los Llanos de Caracas y tomará cuanto se encuentre en ellos para aumentar y sostener su división, la cual observará al enemigo por el flanco izquierdo. El cuerpo principal del ejército quedará a las órdenes del general Páez para obrar inmediatamente que sea posible y conveniente.
El enemigo se ha de dividir, y dividido debemos destruirlo sin falta, si exponer la suerte de Colombia en una batalla general y quizá desgraciada, porque la disciplina es el alma de las tropas enemigas, como lo es el valor de las nuestras; y por decontado, aquélla es más conveniente en una batalla general que éste. En substancia esto es lo que he podido hasta ahora resolver como más acertado. Yo no he visto aún al general Páez a quien espero de mañana a pasado mañana, según me ha asegurado un oficial amigo suyo: él es de la misma opinión que yo en lo substancial de este plan, y pensaba proponérmelo en vista de las circunstancias, que están demasiado bien en marcadas para que no le hiriesen de golpe. Esta lentitud puede ser que sea muy prudente; pero también puede ser infausta, porque la suerte de la guerra es impenetrable para los hombres. Mas yo estoy manejando el destino de diez y ocho provincias ya libres, y no debo jugarlas a los dedos. Uno de los sacrificios más tendremos que hacer; que, aunque dolorosos, por fin tendrán un resultado agradable. Yo voy a obrar con mucha energía sobre los puntos débiles, y voy a dejar los fuertes en inacción momentánea, para que las ventajas parciales contribuyan después a la ventaja total. Estoy como aquel rico que, a fuerza de azares, ha llegado amontonar un gran tesoro y por lo mismo teme aventurarlo a las contingencias que se lo han preocupado. La fortuna es generalmente ciega, y yo me he hecho perspicaz: éste es un presagio muy fausto al buen éxito de nuestra causa. No sé si me equivocaré, pero yo tengo más confianza en esta prudencia que en todas las profecías de los santos.
Día 14
Suspendí el curso de esta carta hasta hoy por esperar al general Páez, el cual ya me había escrito largamente sobre el particular, pero la correspondencia la llevó el general Sucre. Estamos de acurdo en todo e inmediatamente vamos a poner en ejecución cuanto se ha dicho. El general Sucre está encargado por mí para llevar el armamento a la Nueva Granada, y toda las medidas están tomadas para que no se dilate en ninguna parte por ningún accidente. Las tropas que deben cubrir a Mérida van a marchar inmediatamente, serán poco menos de 1.500 hombres para que la división de Urdaneta pueda obrar con seguridad sobre Maracaibo, de acuerdo con los ingleses de Montilla, a quien voy a escribir apurando nuevamente a que obre sobre aquella parte con la mayor actividad. Yo le dije que todo el mes de enero obrase sobre Caracas, y todo febrero sobre Santa Marta; en una palabra, le dije, mi principal objeto en esta campaña es tomar Maracaibo. Así, amigo, es preciso tomar las medidas necesarias para que se ejecute este plan. Supongo al general Urdaneta en Pamplona, y supongo que Vd. hará, por su parte, cuanto le sea posible salga con su empresa adelante porque de ella depende la salud de la Nueva Granada, para que al entrar el invierno podamos obrar activamente sobre Venezuela y el Sur con numerosos cuerpos ya armados y disciplinados. De consiguiente, el verano debemos emplearlo en preparar los elementos para la campaña; que se manden muchas municiones al Sur y que a Urdaneta no le falte nada, es el encargo que más recomiendo ahora a Vd.
Soy su afmo. amigo que lo ama de corazón.
Bolívar

P.D.- Hoy 14 he recibido parte del coronel Salom en que me dice la retirada de La Torre hacia Mérida, y aunque nada se ha hecho, mucho me alegro porque estarán Vds. Más desahogados. Me dice también que nuestro ejército sigue al enemigo en su alcance para batirlo. Pienso marchar inmediatamente con la columna, de que tengo hablado a Vd. antes, y pronto nos veremos sin la menor falta, pues no me detendré sino lo necesario para tomar mis disposiciones. Esto quiere decir que antes de un mes puede que nos hayamos visto.

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San Juan de Payara, 14 de enero de 1820.
Al señor General de División, José Francisco Bermúdez
Señor General:
Habiendo quedado desguarnecido el Oriente por las sacas de tropas que se han hecho para el aumento de este ejército, he resuelto que US. quede con la columna inglesa que ha traído de la Margarita, en esas Provincias, para que obre según las circunstancias y ocurra al punto que sea más necesario defender o atacar.
US. estará a las órdenes inmediatas del Vicepresidente de Venezuela, de quien recibirá US. los auxilios necesarios para su división.
US. recibirá después nuevas órdenes o instrucciones.
Dios, etc.
BOLÍVAR


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Cuartel General en San Juan de Payara, enero 14 de 1820.
Al señor Coronel Mariano Montilla.
Señor Coronel:
Conforme a las instrucciones que di a US. de obrar en todo febrero, sobre la costa de Santa Marta y Río Hacha, espero que US. llene completamente esta operación, la cual está ligada a otras muchas más importantes aún.
De ningún modo obrará US., o el señor General D’Evereux, si hubiese llegado ya, sobre las costas de Venezuela, pues esta operación en el día no conviene; y sí es de infinita ventaja la que se ha ordenado sobre Santa Marta.
El estado de nuestras operaciones es más satisfactorio; todo nos anuncia un éxito dichoso en la campaña que vamos a abrir. Por todas partes recibimos las noticias más lisonjeras, como lo verá US. por los papeles públicos que debe recibir con esta correspondencia. Dios, etc.
BOLÍVAR

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San Juan de Payara, 16 de enero de 1820.
Al señor doctor Juan Germán Roscio.
Mi querido amigo Roscio:
El general Sucre es el portador de esta carta, y ya lo supongo a V. en el mando, pues Zea debe haber marchado ya sin duda alguna para cuando llegue esta carta.
A este sujeto he encargado de la más importante de todas las comisiones, que es la de llevar los fusiles a la Nueva Granada; para lo cual lo he facultado de todos los modos posibles y aun le he entregado el dinero que ha venido del Reino, a fin de que no encuentre el menor obstáculo, gaste lo que necesite y aun vaya a las Antillas si no los hay en Guayana. Es necesario que esto se haga rapidísimamente sin atender a firma ni a etiquetas, pues Santander me escribe que se pierde la Nueva Granada si no van pronto los fusiles, y en este ejército hay el mismo grito. Así, V. no se dé por ofendido de la confianza que le hago a Sucre, pues más bien es para acelerar esta operación que para retardarla que yo me serví de este medio a fin de que ni V. mismo tenga el menor embarazo por nada ni en nada. Yo conozco nuestra gente, que en habiendo dinero todos quieren cogerlo, unos con derecho y otros sin él.
El general Mariño tiene al orden de venir a reunirse a mi cuartel general; por consiguiente es indispensable que V. se empeñe en que se venga luego, pues yo no quiero que se quede ahí un día después que el general Sucre haya salido para mi cuartel general. Que este esté enfermo, que esté vivo, o que esté muerto, debe venir el general Mariño con Sucre; y si no marcha con él iré yo mismo a buscarlo y entonces hago a V., responsable de los perjuicios que quizás serán irreparables. No quiero que a V. le suceda lo que al señor Zea, y si vuelve a suceder, paso por las armas a cuantos sean cómplices, sirviéndome como es justo la espada de la ley.
Vd. es preciso que se mantenga inexorable en su gobierno, porque la miel se la comen hasta las moscas, y el mayor vicio de un gobierno es el de la debilidad: Vd. sabe muy bien estas cosas y es inútil repetírselas, pero añado que no basta saber las cosas para hacerlas: Vd. no se vaya a desacreditar y a perdernos a un tiempo por una criminal indulgencia con los pícaros y los facciosos. Reciba Vd. estos consejos de un joven que es viejo por la experiencia.
Adiós, mi querido amigo: cuente V., con su Afmo., que lo ama de corazón.
SIMÓN BOLÍVAR

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San Juan de Payara, 18 de enero de 1820
AL CORONEL ANTONIO RANGEL.
Mi querido Coronel:
Lo que escribí a Vd. con Bolívar es que me lo voy a llevar conmigo, que yo voy a reunirme con el ejército de Urdaneta para entrar por Mérida y que como llevo una división de tropa de Oriente, necesito de alguna partida fiel de caballería que cubra nuestra espalda para que coja los desertores.
Esto es lo que deseo y mañana mismo parto. Los caballos que Vd. pueda tener por allá, téngalos pronto pues vamos volando.
Bolívar.

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Cuartel General en San Juan de Payara, enero 18 de 1820.
Al Comandante Lucas Carbajal.
Luego que U. haya terminado la comisión de que está encargado por el canal de mi Edecán Ibarra, se presentará a mi Cuartel General, donde quiera que esté. En caso de que el General Cedeño, u otro Jefe, le ordenare a U. lo contrario, le presentará U. esta mi orden, para que sin falta alguna pueda cumplirla a la hora.
Si hubiese llegado a ese lugar de Araguaquén el señor General Cedeño, o el Coronel Hernández  le dirá de mi parte que manden avisar inmediatamente, o que vengan hoy mismo a hablar conmigo y dejen la tropa ahí, y que tengan esta orden por suya, recomendando a U. la pronta remisión de los objetos de que está U. encargado, sea por agua o por tierra, y luego se vendrá U. a hablar conmigo.
Dios, etc.
BOLÍVAR

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San Juan de Payara, enero 20 de 1820
AL GENERAL DE DIVISIÓN MANUEL SEDEÑO.
Mi querido general:
La escasez de víveres, la deserción de alguna tropa por los oficiales que dimos servicio en el Reino de la Nueva granada y la falta de pasto para la caballería, obligó al general Páez a volverse para esta provincia después de haber estado en Barinas, sin oposición alguna, porque los enemigos evacuaron toda la provincia. Él está reunido a mí, pero como la tropa está muy estropeada y los caballos muy atrasados, me he visto en la necesidad de suspender por ahora el plan de campaña que me había propuesto, mientras tanto se repone la tropa los caballos convalecen asegurándole a Vd. que en el día no hay para montar los oficiales. Pero yo me he resuelto a obrar con un cuerpo de 1.500 hombres de los mejores por la parte que sea más conveniente. El general Páez con el cuerpo principal del ejército quedará aquí para obrar según mis disposiciones. Vd. con la caballería de su mando correrá los llanos de Caracas y tomará cuanto encuentre para aumentarla y sostenerla. El general Bermúdez he dispuesto permanezca en el Orinoco con la columna inglesa y con el mando de las provincias de Cumaná, Barcelona y los llanos de Barlovento de Caracas, hasta tanto sea el tiempo de obrar.
Morillo ha establecido su cuartel general en el Tocuyo y ha dado órdenes a sus cuerpos avanzados de replegar hacia él luego que avisten el enemigo. Su proyecto es llevarnos a una acción campal en posiciones donde nuestra caballería no pueda obrar y alejarnos de la fuente de nuestros recursos, al mismo tiempo que él se acerque a los suyos. Yo en el movimiento que voy hacer sin falta debo desconcertar sus planes. Yo espero que Vd. contribuirá en todo al buen éxito dándole cumplimiento a las órdenes de Bermúdez y comportándose como siempre con valor y alegría.
Adiós mi querido amigo soy siempre su afectísimo.
Bolívar.

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Cuartel General en San Juan de Payara, enero 20 de 1820.
Al Excmo. Señor General en Jefe, Juan Bautista Arismendi.
Excmo. Señor:
La estación presente, la escasez de caballos, que apenas hay los necesarios para montar los oficiales; las fatigas que han sufrido las tropas del General Páez, en la marcha que dieron a Barinas, de donde han regresado ya; y otra porción de motivos, me han obligado a variar el plan de campaña que me había propuesto, y no podrá verificarse hasta principios de mayo, que se disciplinen y descansen las tropas y convalezcan los caballos. Pero mientras tanto, yo voy a hacer un movimiento con un cuerpo de 1.500 hombres, por la parte que mejor convenga.
Morillo ha establecido su Cuartel General en el Tocuyo, y ha dado órdenes a sus cuerpos avanzados de replegar hacia él, luego que avisten el enemigo: su proyecto es llamarnos a una acción campal en posiciones donde nuestra caballería no pueda obrar. Con este motivo he dispuesto que el señor General Bermúdez permanezca en los Llanos del Oriente con la columna inglesa, en los términos que antes lo tenía nombrado Comandante General de ellos. V.E. puede retirarse a la isla de Margarita, hasta tanto llega el tiempo de obrar, y para entonces marchará el señor General Bermúdez a la Provincia de Caracas, y V.E. podrá volver a tomar el mando del Oriente, bajo las órdenes del Excmo. señor Vicepresidente.
Dios, etc.
BOLÍVAR

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Cuartel General en San Juan de Payara, a 20 de enero de 1820.
Al Excelentísimo Señor Vicepresidente de Venezuela o de Colombia.
Excelentísimo Señor:
El Señor General Ayala pasa a esa capital  [con motivo de varias dili a ocupar] a desempeñar las mismas funciones que anteriormente tenía en el Consejo de la Guerra, hasta tanto. . .
[Ilegible] respecto a que por ahora [hay una necesidad de] no es tan urgente su servicio en este ejército.
Dios guarde, &.,&.
BOLÍVAR

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Cuartel General en San Juan de Payara, a 20 de enero de 1820.
A los Señores Generales Cedeño, Zaraza y Monagas.
Con esta fecha he dispuesto que el Señor General de División José Francisco Bermúdez, permanezca en el Oriente con el mando de las Provincias de Cumaná, Barcelona y Llanos de Barlovento de Caracas mientras tanto le ordeno otra cosa; en cuyo tiempo dictará V.S. mis órdenes.
Dios guarde, &.,&.
BOLÍVAR

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Cuartel General en San Juan de Payara, enero 20 de 1820.
Al Excmo. Señor Vicepresidente de Venezuela o de Colombia.
Excmo. Señor:
Con esta fecha he dispuesto que el señor General Bermúdez permanezca con la columna inglesa en el oriente, con el mando de las provincias de Cumaná, Barcelona y Llanos de Barlovento de Caracas, y que los señores Generales Cedeño, Zaraza y Monagas estén a sus órdenes: en consecuencia lo digo a V.E. para que así lo haga ejecutar hasta otra disposición.
Incluyo a V.E. una nota de los oficiales y soldados enfermos que han quedado en los pueblos de Cumaná y Barcelona, para que V.E., con conocimiento de ella, cumpla con lo que ordeno en esta fecha.
Dios, etc.
BOLÍVAR

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Cuartel General en San Juan de Payara, enero 20 de 1820.
Al Señor General de División, José Francisco Bermúdez.
Señor General:
No siendo la estación presente la más oportuna para obrar según el plan que me había propuesto, he dispuesto que US. tome el mando de las Provincias de Cumaná, Barcelona y Llanos de Caracas, mientras tanto le ordeno otra cosa. Los señores Generales Cedeño, Zaraza y Monagas estarán a las órdenes de US., poniéndose US. a las del Excmo. señor Vicepresidente.
Dios, etc.
BOLÍVAR

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Cuartel General de San Juan de Payara, enero 20 de 1820.
Al Excmo. Señor Vicepresidente de Venezuela o de Colombia.
Excmo. señor:
Recomiendo a V.E. la remisión a mi Cuartel General de todos los soldados ingleses que han quedado enfermos en esa capital, luego que estén restablecidos; V.E. hará que vengan pagos y vestidos.
El dinero que no se haya empleado del cuño de esta provincia, que remití a V.E., lo hará venir inmediatamente a la disposición del señor General Páez, para con ellos pagar las tropas inglesas que quedan aquí; como igualmente una docena de barras, seis de machetes y demás hierros necesarios para el cuerpo de zapadores.
Dios, etc.
BOLÍVAR

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Cuartel General de San Juan de Payara, enero 21 de 1820.
Al señor General José A. Páez.
Mando a US. 35 hombres con el Coronel Piñango, en reemplazo de otros tantos que lleva el señor Coronel Rangel, además de los 25 que debía tomar de los Cazadores.
El español galafate, que US. tiene en la isla, me conviene mucho para la construcción de buques en el Magdalena. Mándemelo US. a mi Cuartel General, el deberá alcanzar la columna del Coronel Mires en Guasdualito y se le dará un buen caballo.
Por Salina han pasado más de 1.600 hombres para este ejército, y más de 500 por San Camilo de éstos se han desertado más de 800, y hay más de 400 enfermos por culpa de los Comandantes y comisionados para tener custodias y víveres. Nada se ha hecho en Guasdualito ni en Arauca de lo que yo he mandado, y voy a hacer uso del poder ilimitado que me ha concedido el Congreso, pasando por las armas a cuantos Oficiales y Jefes hayan tenido la culpa de este inmenso mal; y ordeno a US. que haga lo mismo con todos los que yo no tenga la fortuna de atender, tomando para este efecto todos los informes necesarios de los Jefes y Oficiales que han conducido estos reclutas.
Dios, etc.
BOLÍVAR
P.D. Mande US. una persona de su confianza, para que cuide los 275 hombres que hay en Guasdualito, recogiendo todos los víveres que haya para su mantención, pues estos son hombres que pueden ser muy útiles al ejército y yo dudo mucho que vengan más reinosos, según el mal tratamiento que han recibido aquí y en el tránsito, quedándose sin comer tres y cuatro días por la abominable conducta de los Jefes encargados de suministrarles víveres.

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Cuartel General en San Juan de Payara, enero 21 de 1820.
Al Vicepresidente de la República de Venezuela.
Excmo. Señor:
El ejército se halla careciendo de sal, papel para hacer cartuchos, pólvora que sea mala para foguear las tropas, y tres docenas de limas para trabajar en la armería; todo lo que mandará en la primera ocasión que haya al ejército del señor General Páez, en la mayor cantidad posible.
He recibido oficios de Cúcuta del señor Coronel Salom, en que me dice iba persiguiendo al enemigo, que se retiraba sobre Mérida. Yo continúo mi marcha hacia Guasdualito, con las tropas de Oriente. Espero que V.E. hará los mayores esfuerzos porque levanten cuerpos de infantería en Barcelona, Cumaná y Guayana para la defensa de ese territorio y muy particularmente con el General en Jefe de ese ejército. Y también espero que V.E. no omita medida alguna que conduzca a poner en plena seguridad el Oriente de Venezuela.
Sólo sé del enemigo, que Morillo está en Barquisimeto, y las tropas de Barinas han vuelto a ocuparla. Se dice que La Torre marchaba sobre Barquisimeto, y que había sido derrotado antes de llegar a Mérida, añadiendo muchos detalles sobre este particular. Bien puede ser todo esto cierto; pero yo no sé nada de oficio.
Los reclutas que esperaba del Reino han llegado al Apure, en número de más de dos mil hombres, y con tres mil que tiene este ejército son cinco mil, que es indispensable socorrer por todos los medios posibles, con armas, municiones, vestuarios, medicinas y lo más que sea preciso.
Hasta ahora no he recibido una sola noticia desde que salí de allá.
Dios, etc.
BOLÍVAR

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Cuartel General de San Juan de Payara, enero 21 de 1820.
Señor Coronel Mires.
Entregue US. al Coronel Piñango 35 hombres de la brigada del Coronel Briceño; que éstos sean reinosos, y que vayan sin armas ni fornituras, trayéndose US. las armas y fornituras.
Dele US. parte a las partidas de caballería que deja aquí el Coronel Rangel, para que persigan los desertores que US. tenga. Estas partidas seguirán cuatro leguas distantes de la división a retaguardia y por los flancos para perseguir los desertores de la división de US.
Todos los desertores que estas partidas presenten a US. los pasará inmediatamente por las armas, dándoles diez pesos a los soldados que presenten un desertor.
El señor General Valdés probablemente alcanzará a US., y entonces le dará US. el mando, comunicándole las instrucciones verbales que le he dado a US.
Recomiendo nuevamente el marchar todos los días por cortas distancias, y que nuestros soldados estropeados se lleven a caballo, tomando para el caso las bestias que se encuentren.
Déme US. partes frecuentes de lo que ocurra en la división; lo mismo dirá US. al General Valdés cuando llegue, para que así lo haga.
Dios, etc.
BOLÍVAR

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Payara, 28 de marzo de 1821
EXMO. SEÑOR MIGUEL DE LA TORRE.
Exmo. señor:
Con mucho sentimiento tengo el honor de contestar la nota de V.E., fecha 21 del corriente, en que pretende V.E. hacer responsable al gobierno de Colombia de las calamidades que van a sucederse por consecuencia de las próximas hostilidades. Como V.E. apela al mundo entero, que debemos vernos con imparcialidad, yo no rehúso este juicio que, mucho tiempo ha, está pronunciado en favor en favor de los invadidos y de las víctimas de esta guerra desbastadora.
No puedo persuadirme que V.E. mismo halle en su conciencia ser justo que la paz se haga al dar a Colombia el último suspiro. La pintura de nuestra situación no puede ser más fiel que la que S. M. C, S. E. el conde de Cartagena y V. E. mismo, han hecho en sus proclamas. ¿Ignora V. E. que ya de Venezuela han desaparecido todos los elementos vitales? ¿Y cuándo se ha mostrado la España más impasible que ahora con respecto a nuestros agudísimos dolores? ¿Qué nos han ofrecidos? Constitución, o prolongación de la pena en infructuosos armisticios. Sí, Exmo. Señor, el mundo dirá quien fue justo, cuando vea nuestros manifiestos y los de nuestro contrario. El armisticio que va a terminar ha dado cinco meses de existencia al gobierno español en Colombia, y en recompensa, se nos mandan nuevas moratorias para hacernos expirar en medio del aniquilamiento general.
V. E. me hace cargo de mi silencio con respecto a Maracaibo y a la prorrogación del armisticio. Yo podría quizás con más justicia, observar que V. E. no hace mención de mi larga nota sobre Maracaibo, y se desentiende en la que contesto, de la situación desesperada a que han reducido mis miras pacificas a nuestro desgraciado ejército, y a los más desgraciados pueblos que contemplan su exterminio con la permanencia de nuestras tropas en ellos.
No sé si V. E. tendrá noticia de que todos los campos de la provincia de Barinas han sido incendiados por hombres malévolos, y que en la de Mérida y Trujillo ya perecen de miseria sus desdichados moradores. En tal estado, ¿pretenderá V. E. que esperemos la muerte sobre nuestros fusiles, por no hacer uso de ellos? No, V. E. no es injusto.
Los prisioneros de guerra que había en nuestro poder en Santa Marta y Margarita, han sido remitidos, ya canjeados, ya por canjear; así espero que V. E. se sirva dar Pasaporte al coronel Escalona y a los demás oficiales o tropas que estén en igual caso, y con el mismo objeto.
Si V. E. quiere hacerme algunas comunicaciones antes del rompimiento de las hostilidades, tendré mucha satisfacción en recibirlas en mi cuartel general en Barinas, para donde parto.
Dios guarde a V. E. muchos años.

Fuentes:
  
Bolívar, Reinaldo José (San Juan de Los Morros, 20 de mayo de 2009) Juan Germán Roscio. Educador de conciencias, Canciller de la República.

Bolívar, Simón (1979): Obras completas
 


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