PEDRO CAMEJO BAJO LAS ÓRDENES DE NEGRO PRIMERO


Los lanceros de Páez (1959) de Oswaldo Subero.


Pedro José Camejo con ropas haraposas se paseaba por  las calles del municipio El Socorro estado Guárico, "solicitando de la caridad pública el duro mendrugo con que sostiene su miserable vida",¹ abandonado de todos vivía en una solitaria choza.

Pedro José Camejo nacido en el municipio Chaguaramas del estado Guárico hacía el año 1791, «se alistó como soldado» en ejército del General José Antonio Páez, quedando bajo las órdenes del también llamado Pedro José Camejo alias Negro Primero (1790) de San Juan de Payara, quien después del combate en La Cruz (22/07/1819), «no se ocupó más que en disciplinar reclutas, domar caballos, coger toros y ponerlos, en dehesa».²

¡Qué cosas tiene nuestra historia! Aquí nos encontramos con un homónimo que es un adjetivo que permite hacer referencia a dos o más personas o cosas que llevan un mismo nombre.

En enero de 1906, el señor Ramón Solórzano Gómez, escribió en una carta al director del diario “El Constitucional”, desde Valle de La Pascua, queriendo hacer notar al presidente Cipriano Castro la lamentable situación de Pedro José Camejo el de Chaguaramas.

“Por este mismo correo le remito una fotografía del capitán Pedro José Camejo, Prócer de nuestra guerra magna. El capitán Camejo fue de los ciento y cincuenta centauros que bajo las órdenes del invicto General José Antonio Páez dieron cima a la grandiosa epopeya de Las Queseras del Medio. Fue héroe en el Yagual, Mata de la Miel, Mosquiteros, Carabobo, etc., etc.

“Hoy, paralítico del brazo que armó de una poderosa lanza contribuyendo a darnos Patria y Libertad, se arrastra haraposo por las calles del Municipio El Socorro, solicitando de la caridad pública el duro mendrugo con que sostiene su miserable vida, abandonado de todos en solitaria choza, donde espera el fin de su penosa y triste existencia. El Capitán Camejo es natural del Municipio Chaguaramas y se alistó como soldado bajo las órdenes del renombrado Negro Primero Se le calculan ciento quince años de edad.

“Al hacer conocer al pueblo Venezolano al Prócer Capitán Pedro José Camejo, sólo me guía el deseo de que el General Cipriano Castro, que da al César lo que es del César, lo restaure en sus fueros y en sus glorias alcanzadas en los campos de batalla de nuestra emancipación. El General Castro con su proverbial justicia borrará el ingrato pasado de nuestros anteriores gobiernos, que con su indiferencia mantenían en la miseria a uno de nuestros Libertadores.” ³

Cipriano Castro respondió, cinco días después, por vía telegráfica:

“Señor Ramón Solórzano Gómez: Diga usted al Capitán Pedro José Camejo, Prócer de la Independencia, que gire contra el Tesoro Nacional por la suma de cuatro mil bolívares".⁴

NOTAS:

¹ Revista Memorias de Venezuela, n.º 3, mayo-junio 2008, pág 65.

² Luis Capella Toledo. Leyendas Históricas (La Sombra Negra). Tercera Edicion, Tomo primero. Bogotá Imprenta de "La Luz" 1884. Pág 179

³ Obra citada Revista Memorias de Venezuela. Pág 65

⁴ Obra citada Revista Memorias de Venezuela. Pág 65

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Manuel Ortega

Cronista Oficial del municipio Pedro Camejo

ortegamanuel1818@gmail.com

31 DE ENERO: Bolívar entró por primera vez a San Juan de Payara



Un día como hoy de hace 207 años  el Libertador Simón Bolívar por primera vez entró  triunfalmente a San Juan de Payara.

El mismo Bolívar en una carta fechada en Payara el 5 de febrero, dice: "El 31 del pasado tuve la satisfacción de llegar a este pueblo, donde me aguardaba el señor General Páez  con la mayor parte de su División".

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Ya para finalizar el año 1817, cuando el General José Antonio Páez, tenía a sus órdenes un ejército de hombres invencibles que le obedecían gustosos y lo querían como a un padre, y se hallaba investido de una autoridad omnímoda, el Libertador Simón Bolívar a quien Páez “no conocía aun personalmente” le envió desde Angostura a los coroneles Manuel Manrique y Vicente Parejo a proponerle que le reconociese como jefe supremo de la república. Páez recibió respetuosamente a los comisionados en el hato del Yagual y después de la reunión con los comisionados de Bolívar, formó las tropas que tenía en el Yagual, he  hizo venir al padre Ramón Ignacio Méndez, —arzobispo después de Caracas—, para que a presencia de aquellos le recibiese juramento de reconocer como jefe supremo al general Bolívar, y mandó después que las tropas siguieran su ejemplo, “ordenando hiciesen lo mismo los cuerpos que se hallaban en otros puntos”.

Cuando Bolívar se enteró de lo sucedido, le informó a Páez su intención de marchar a sus campamentos para abrir campaña desde el sector del Apure, y el 31 de diciembre de 1817, Bolívar zarpó desde Angostura rumbo al Apure a reunirse con Páez en San Juan de Payara, donde el caudillo lo estaba esperando.

Después de un largo viaje, el 30 de enero, El Libertador llegó al Hato cañafistola como a cuatro leguas de Payara. Sabiendo Páez que Bolívar se hallaba en dicho hato, se adelanto a su encuentro, acompañado de los principales jefes de su ejército. Apenas Bolívar lo vio a lo lejos, montó inmediatamente a caballo para salir a recibirlo, y al encontrarse  echaron pié a tierra, y con muestras del mayor contento se dieron un estrecho abrazo. Páez le manifestó “que tenia por felicísimo presagio para la causa de la patria el verle en los llanos, y esperaba que su privilegiada inteligencia, encontrando nuevos medios y utilizando los recursos que poníamos á su disposición, lanzaría rayos de destrucción contra el enemigo que estábamos tratando de vencer”. Bolívar con la generosidad que le caracterizaba, le contestó en frases lisonjeras, ponderando su constancia en resistir los peligros y necesidades de todo género con que había tenido que luchar en defensa de la patria, “y asegurando que con nuestros mutuos esfuerzos acabaríamos de destruir al enemigo que la oprimía”.

Después de la entrevista Páez regresó a San Juan de Payara y Bolívar partió con la caballería para Caujaral. En la mañana del 31 de enero Páez llegó a donde estaba el Libertador para conducirlo a su campamento. Bolívar pasó el río Arauca con todo el ejército y tuvo *“la satisfacción"* de entrar triunfalmente a *San Juan de Payara*, en medio del entusiasmo popular y bajo un arco de lanzas, que a su paso por la calle principal, formaron los escuadrones de jinetes de Páez. La infantería hizo su entrada al pueblo y fue a acampar al Este del lugar. La caballería fue mandada a acampar a orillas del río.

El General Páez ofreció una gran comida al Libertador en la cual pudo éste apreciar los profundos contrates que necesitaban aún ser superados para dar realidad a la nación que ambicionaba emancipar. Los llaneros de Páez —expansivos, violentos, primitivos— sentados a los lados de los generales y oficiales de Bolívar —disciplinados, correctos y respetuosos de las jerarquías militares—, suscitaban la impresión del frágil contacto entre dos mundos distintos, entre los cuales parecía casi imposible tender un puente de mutua comprensión.

NOTAS:

Autobiografía del general José Antonio Páez. Colección Bicentenario Carabobo Caracas, Venezuela, junio de 2021 Tomo I. Págs 173- 177

Memorias del General O`Leary Edición Facsimilar Digital de la Primera Impresión Realizada entre 1879 y 1888. Centro de Estudios Simón Bolívar Caracas, Venezuela, 2020 Tomo XVIII. Págs 556-560.

Indalecio Liévano Aguirre. Bolivar. Edición auspiciada por la Presidencia de la República y por la Academia Nacional de la Historia. Caracas 1988 Pás 231-233


BOLÍVAR Y CAMEJO


Cuando el Libertador Simón Bolívar llegó a San Juan de Payara, durante el desarrollo de la Campaña del Centro, le hablaron con gran entusiasmo del valiente payareño Pedro Camejo, conocido como Negro Primero, refiriéndole que cuando el negro supo que él debía venir a reunirse con el General Páez en el Apure, les recomendó a todos muy vivamente que no fueran a decirle que él había servido en el ejército realista comandado por José Yáñez.

Cuando Bolívar lo vio por primera vez, se le acercó con mucho afecto, y después de congratularse con él por su valor le dijo:

—¿Pero qué le movió a usted a servir en las filas de nuestros enemigos?

Miró el negro a los circunstantes como si quisiera enrostrarles la indiscreción que habían cometido, y dijo después:

—Señor, la codicia.

—¿Cómo así? Preguntó Bolívar.

—Yo había notado —continuó el negro—, que todo el mundo iba a la guerra sin camisa y sin una peseta y volvía después vestido con un uniforme muy bonito y con dinero en el bolsillo. Entonces yo quise ir también a buscar fortuna y más que nada a conseguir tres aperos de plata, uno para el negro Mindola, otro para Juan Rafael y otro para mí. La primera batalla que tuvimos con los patriotas fue la de Araure: ellos tenían más de mil hombres, como yo se lo decía a mi compadre José Félix: nosotros teníamos mucha más gente y yo gritaba que me diesen cualquier arma con que pelear, porque yo estaba seguro de que nosotros íbamos a vencer. Cuando creí que se había acabado la pelea, me apeé de mi caballo y fui a quitarle una casaca muy bonita a un blanco que estaba tendido y muerto en el suelo. En ese momento vino el comandante gritando ‘A caballo’. ¿Cómo es eso, dije yo, pues no se acabó esta guerra?—Acabarse, nada de eso; venía tanta gente que parecía una zamurada.

—¿Qué decía usted entonces? —dijo Bolívar.

—Deseaba que fuéramos a tomar paces. No hubo más remedio que huir, y yo echo a correr en mi mula, pero el maldito animal se me cansó y tuve que coger monte a pié. El día siguiente yo y José Félix fuimos a un hato a ver si nos daban qué comer; pero su dueño cuando supo que yo era de las tropas de Ñaña (Yáñez) me miró con tan malos ojos, que me pareció mejor huir e irme al Apure.

—Dicen —le interrumpió Bolívar—, que allí mataba usted las vacas que no le pertenecían.

—Por supuesto —replicó—, y si no ¿qué comía? En fin vino el mayordomo (así llamaba a Páez) al Apure, y nos enseñó lo que era la patria y que la diablocracia no era ninguna cosa mala, y desde entonces yo estoy sirviendo a los patriotas.

Está conversación sostenida en un lenguaje sui generi, divirtió mucho a Bolívar, y en las marchas el Negro Primero les servía de gran distracción y entretenimiento.

En este encuentro del Libertador que en apariencia era débil de complexión y acostumbrado desde sus primeros años a los regalos del hogar doméstico, con Negro Primero que era un robusto atleta que no había conocido jamás otro linaje de vida que la lucha continua con los elementos y las fieras: se vieron reunidos según el General Páez: “los dos indispensables elementos para hacer la guerra: la fuerza intelectual que dirige y organiza los planes, y la material que los lleva a cumplido efecto, elementos ambos que se ayudan mutuamente y que nada pueden el uno sin el otro”. 

El diálogo del Libertador y Negro Primero, según Laureano Vallenilla Lanz en su Cesarismo democrático: “es de una gran significación histórica, porque revela la mentalidad de la mayoría de los hombres que después de haber servido con Boves y Yáñez, cometiendo los más espantosos crímenes, convirtiendo el territorio entero de Venezuela «en un vasto campo de carnicería» vinieron a ser con Páez, Monagas, Cedeño, Zaraza, los heroicos defensores de la Independencia; y además comprueba el prestigio que iba conquistando la causa de la Patria en el seno de las bajas clases populares, a los esfuerzos enormes de los próceres. Ya la Patria podía ofrecer a los que abandonaban las filas realistas, lo que constituía para ellos una ilusión: un uniforme y un apero; ya podía abrirles el camino de los honores, elevando hasta los esclavos, como Pedro Camejo, a las altas jerarquías militares”.

NOTAS:

Autobiografía del general José Antonio Páez. Colección Bicentenario Carabobo Caracas, Venezuela, junio de 2021 Tomo I. Págs 259-261

Laureano Vallenilla Lanz. El Cesarismo democrático Colección Bicentenario Carabobo Caracas, Venezuela, septiembre de 2021. Pág 41-43


CUATRO DÍAS EN PAYARA


En esta visita Bolívar a San Juan de Payara, estuvo cuatro días, impaciente por comenzar la Campaña del Centro. El Libertador, meditaba de qué manera pasaría el río de Apure con el ejército, no teniendo embarcaciones en que hacerlo, y estando las del enemigo guardando el único lugar por donde podían pasarlo sin riesgo del cañón de la plaza. En gran incertidumbre se hallaba, por no encontrar el medio de allanar aquel obstáculo, mientras Páez le animaba a que se pusiera en marcha, asegurándole que le daría las embarcaciones necesarias.

—Pero, hombre, ¿dónde las tiene usted?—pregunta Bolívar

—Las que hay en el paso del rio para oponérsenos. — le contesta Páez

—¿Y de qué manera podemos apoderarnos de ellas?

—Con caballería.

—¿Dónde está esa caballería de agua?, porque con la de tierra no se puede hacer tal milagro.

A las tres de la tarde del día 5 de febrero, Bolívar salió con el ejército hacía el río Apure, marchó hasta la noche “y acampó en una sabana al Este de San Juan”. Bolívar Salió del pueblo no con la esperanza de que la operación prometida se realizara, sino para ver qué partido tomaría. En la madrugada del día continuo la marcha y a las 10 de la mañana desde la orilla del río Apure observaba las flecheras bien armadas y tripuladas que tenían lo realistas en la orilla opuesta, lleno de desesperación y se paseaba a lo largo de aquella. Páez, que le había estado contemplando, se le acerco a caballo y le pregunto la causa de su inquietud. El libertador le dijo:

—Daría el mundo entero por apoderarme de la escuadrilla española, porque sin ella no puedo cruzar el rio y las tropas no pueden marchar.

—Dentro de una hora será de usted— replico Páez.

—¡Imposible! —dijo Bolívar— y la gente debe perecer.

—De mi cuenta corre— dijo Páez, y se alejo a galope.

A los pocos minutos volvió trayendo a Francisco Aramendi, Genaro Vásquez, Cornelio Muñoz, *Negro Primero,* Juan Carvajal, Felipe Mauricio Martin, José de la Cruz Paredes, José María Briceño Méndez, Pedro Pérez, Antonio Romero, Juan José Rondón, y otros cuarenta guardias de caballería que se pierden en el anonimato de la historia. Llevándolos a la orilla del rio les dijo estas breves palabras: 

—Debemos apoderarnos de esas flecheras o morir. Sigan a su tío los que quieran.

Al mismo tiempo, picando espuelas a su caballo, se lanzo con el al rio y le hizo nadar en dirección a la escuadrilla. Lo siguieron los 51 héroes escogidos entre los principales por su ya experimentado valor y fuerza. Estos soldados con las lanzas en la boca, nadando con un brazo y acariciando con la otra mano los cuellos de los caballos, animándolos a nadar contra la corriente y dando voces para ahuyentar la multitud de caimanes que había en el rio. Llegaron así a los botes, y montando los caballos se lanzaron de sus lomos a bordo de aquellos, guiados por su jefe y con gran admiración de los que los observaban desde la orilla del rio, se apoderaron de todas las flecheras. De regreso con las embarcaciones, Páez jadeante, chorreando sangre y agua le dice a Bolívar:

—Y bien, señor, ¿no es cierto que podrá pasar la tropa en estos barquitos que ya son nuestros?

Asombrado Bolívar lo abraza y dice:

—Si no hubiese presenciado este hecho, nadie habría podido hacérsemelo creer.

Gracias a estas embarcaciones, Bolívar pudo cruzar con el ejército el río Apure y correr a Calabozo en donde sorprende, derrota al general español Pablo Morillo, Bolívar mostrando clemencia le ofrece un indulto en nombre de la república de Venezuela, “y al mismo Fernando VII —dice Bolívar—, también perdonaría, si estuviese, como usted, reducido a calabozo”.

NOTAS:

Autobiografía del general José Antonio Páez. Colección Bicentenario Carabobo Caracas, Venezuela, junio de 2021 Tomo I. Págs 182- 184

Memorias del General O`Leary Edición Facsimilar Digital de la Primera Impresión Realizada entre 1879 y 1888. Centro de Estudios Simón Bolívar Caracas, Venezuela, 2020 Tomo XVIII. Págs 608-611

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Manuel Ortega 

Cronista Municipio Pedro Camejo

ortegamanuel1818@gmail.com

EN LOS 250 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE ACHAGUAS

Imagen cortesía de Alonzo Pérez Orasma


Hoy que se cumplen 250 años de la fundación de Santa Bárbara de Achaguas por Fray Alonso quien también fundó mi pueblo San Juan de Payara en 1769,  tengo el gusto de compartir "UN RESUMEN DE LOS 250 AÑOS DESDE LA FUNDACIÓN DE SANTA BÁRBARA DE LA ISLA DE LOS ACHAGUAS. 1774-2024" realizado por el Dr. Alonzo Pérez Orasma. Cronista Oficial del municipio Achaguas:


Achaguas, fundada el 4 de diciembre de 1774 por el Fraile Alonso de Castro, con indios Achaguas, Otomacos y Taparitas. Este pueblo, con una extensión territorial de 16.500 kilómetros cuadrados, fue el centro de operaciones del ejército Bravos de Apure, donde se libraron batallas cruciales por la libertad de nuestra patria. La Batalla de El Yagual el 8 de octubre de 1816, la Batalla de Mucuritas el 28 de enero de 1817 y la Batalla de Las Queseras del Medio el 2 de abril de 1819 son hitos históricos que marcaron nuestro camino hacia la independencia.


El 10 de mayo de 1821, el ejército patriota partió hacia Carabobo para sellar la independencia de Venezuela el 24 de junio del mismo año. El General Páez prometió traer consigo la imagen de El Nazareno para proteger a esta tierra. Tras su victoria en Carabobo, cumplió su promesa en 1835.


Achaguas fue decretada capital de la provincia de Apure el 17 de julio de 1823, en 1856 le fue arrebatada. En 1848, se formó la Sociedad Joven ACHAGUAS, presidida por el joven  Marcelino Muñoz,  en donde Juan Pablo Duarte libertador de República Dominicana fue asesor.


En esta tierra, Los toros coleados se celebraban donde ahora es la calle Páez y el aeropuerto estaba ubicado en la calle Arismendi. En 1963 la achaguense, Irene Morales se coronó como la primera mujer llanera Mis Venezuela.


Hoy, con cinco cuerpos policiales, doce extensiones universitarias y más de 200 escuelas entre inicial, primaria y media general, Achaguas sigue siendo una tierra encantadora donde la calidez de su gente sigue conquistando corazones. A forasteros y nativos.. por este amor grande achaguense, decimos con orgullo: DE ACHAGUAS TAMBIÉN SOY YO.

234 AÑOS DEL NATALICIO DE PEDRO CAMEJO, NEGRO PRIMERO.

 


1

El día de la batalla de Carabobo, batalla decisiva para la independencia de Venezuela del dominio del imperio español, el teniente de caballería Pedro Camejo, conocido como Negro Primero, quien fue «uno de los más valientes defensores de la República», montado en su caballo alazán con la lanza en la mano derecha, con el mayor arrojo y esfuerzo se lanzó a combatir contra el ejército realista, y en lo más recio de la batalla ofrendó su vida por la libertad.


Desde los 13 o 14 años, que leí en el libro Historia Constitucional de Venezuela de José Gil Fortoul (1861-1943), que este prócer de la independencia era «natural de San Juan de Payara», creí que Negro Primero había nacido en ese pueblo situado en un alto médano que está en la ribera Norte del rio Cotayo.


Con el paso de los años comencé a leer que muchos pueblos disputaban ser el lar nativo de este negro y en algunos textos se lee: “Vecino de Achaguas o de San Juan de Payara. Había sido esclavo de Vicente Alonzo de Apure”. Pero en la hoja de servicio de este prócer de la independencia dice simplemente: “Vecino de San Juan de Payara”.


Para la época en que vivió Pedro Camejo ser denominado VECINO de un pueblo o lugar, denotaba ser del pueblo o lugar mencionado. Un ejemplo de esto es el caso de Vicente Alfonso a quien el General Páez menciona como “propietario vecino de Apure” y otros autores lo mencionan como un “rico propietario del Apure”.


Pedro Felipe Monlau y Roca en 1856, en su Diccionario etimológico de la lengua castellana, nos da la siguiente etimología de la palabra VECINO: “del latín vicinus, formado de vicus, y vicus de via. El camino entre dos filas de casas se llamaba vía, y las casas se dijeron vicus: Por consiguiente: vecino equivale á habitante de un mismo vicu, pueblo ó lugar”.


Seguramente por Gil Fortoul haber leído que en la hoja de vida de Pedro Camejo dice que era “VECINO de San Juan de Payara”, escribió en Historia Constitucional de Venezuela: “El Teniente de caballería Pedro Camejo, natural de San Juan de Payara”. Y Mario Briceño Perozo, en su estudio sobre El Procerato Negro: “Pedro Camejo, de San Juan de Payara”.


Carlos Solórzano Márquez escribe en su libro El Negro Primero: que el lugar de nacimiento es San Juan de Payara, porque el Doctor Vicente Dávila en su Diccionario biográfico de Ilustres Próceres de la independencia Suramericana, en la página 62 consigna que Negro Primero es VECINO de este pueblo ubicado al sur de San Fernando de Apure.


Oldman Botello en su ponencia titulada _Lo que sé del Negro Primero,_ dice que la palabra VECINO “es la denominación utilizada para señalar la oriundez de una persona en los documentos de los siglos XVII, XVIII y XIX”.


Por lo anteriormente expuesto yo digo que el Teniente de Caballería Pedro Camejo, es natural de San Juan de Payara, como siempre lo ha contado la historia.


Para la época del nacimiento de Pedro Camejo, San Juan de Payara que según Richard Vowell, fue una de las aldeas «más bellas y populosas de los Llanos», tenía una población de 1.230 Indios que vivían dentro del pueblo en unos pequeños bohíos, había también 177 vecinos españoles, 177 zambos y negros libres y 40 esclavos de los cuales unos habitaban dentro del pueblo, y otros en los campos donde tenían “sus labranzas y principalmente hatos de ganados vacuno, de mulas y de caballos”.

2

Siempre me he preguntado: cuál fue el día de nacimiento de este hijo de San Juan de Payara. Y pienso que por la antigua tradición de poner el nombre a los niños por el Santo del día en que nacieron, lo más probable es que Pedro Camejo haya nacido el  29 de junio, día  en que la Iglesia celebra la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, y por esta razón le pusieron Pedro que según don Arístides Rojas, «es nombre de pila muy popular».


Algunos ejemplos de que se colocaba el nombre a los recién nacidos por el santo del día, son: Santiago Mariño nacido el 25 de julio de 1788, día de Santiago; Simón Rodríguez (1769) y José Tadeo Monagas (1784) nacidos el 28 de octubre, día de San Judas y San Simón. A Monagas sus padres lo bautizaron con el nombre de Judas Tadeo, sin embargo, por la costumbre de utilizar tan solo la inicial del primer nombre para la identificación, devino con el paso del tiempo en José Tadeo, nombre con el cual se le conoce. 

En la biografía del gran escritor español Miguel de Cervantes y Saavedra  autor de la novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, se cuenta que desde el siglo XVIII se admite como el día de su nacimiento el 29 de septiembre de 1547, día del Arcángel San Miguel, por quien según la tradición, recibió el nombre cuando fue bautizado el 9 de octubre de ese mismo año.


Por esta tradición creo que Negro Primero, nació el 29 de junio de 1790, el día de San Pedro, uno de los doce apóstoles de Jesucristo. El que está en el santoral. Y por eso se llamaba Pedro.


NOTA:

Parte de mi ponencia: Hombre de gran Valor, el sábado 22 de junio en la Sala 3 – Piso 3 de ls UNEXCA, en el 17mo Congreso Nacional y 4to Internacional de Historia.


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Manuel Ortega

Cronista del municipio Pedro Camejo

ortegamanuel1818@gmail.com

EL DÍA DEL NACIMIENTO DE PEDRO CAMEJO.


 

Por la antigua tradición de poner el nombre a los niños por el Santo del día en que nacieron, pienso que lo más probable es que Pedro Camejo, conocido como Negro Primero «Vecino de San Juan de Payara», haya nacido el  29 de junio, día  en que la Iglesia celebra la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, y por esta razón le pusieron Pedro que según don Arístides Rojas, «es nombre de pila muy popular».

Algunos ejemplos de que se colocaba el nombre a los recién nacidos por el santo del día, son: Santiago Mariño nacido el 25 de julio de 1788, día de Santiago; Simón Rodríguez (1769) y José Tadeo Monagas (1784) nacidos el 28 de octubre, día de San Judas y San Simón. A Monagas sus padres lo bautizaron con el nombre de Judas Tadeo, sin embargo, por la costumbre de utilizar tan solo la inicial del primer nombre para la identificación, devino con el paso del tiempo en José Tadeo, nombre con el cual se le conoce.

En la biografía del gran escritor español Miguel de Cervantes y Saavedra  autor de la novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, se cuenta que desde el siglo XVIII se admite como el día de su nacimiento el 29 de septiembre de 1547, día del Arcángel San Miguel, por quien según la tradición, recibió el nombre cuando fue bautizado el 9 de octubre de ese mismo año.

Por esta tradición creo que Negro Primero, nació el 29 de junio de 1790, el día de San Pedro apóstol de Jesucristo. El que está en el santoral. Y por eso se llamaba Pedro.


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Manuel Ortega

Cronista del municipio Pedro Camejo

Ortegamanuel1818@gmail.com

37 AÑOS DE LA MUERTE DE JOSÉ VICENTE ABREU


El 25 de abril de 1987, en la ciudad de Caracas, murió como consecuencia de una cirrosis hepática el narrador, poeta, y periodista payareño José Vicente Abreu.

José Vicente fue autor de las siguientes obras: Manifiesto de Guasina (1959); Se llamaba SN (1964), Las cuatro letras (1969), Toma mi lanzada bañada de plata (1973); Guasina, donde el río perdió las siete estrellas (1974); Rómulo Gallegos: ideas educativas en La Alborada (1977); Alborada (1983); Palabreus (1985); Cartas de la prisión y el exilio: Venezuela, México, URSS (1987) y Sojo: Medio siglo de música (1987). Entre otras obras.

En este día, en el que se cumplen 37 años de la muerte de José Vicente les comparto estos poemas publicados en Camarada-Santa (Yo soy el guerrero muerto):

Allí en Barraguán

Allí, en Barraguán,
tirarás mis huesos, Santa
cuando ya mis ojos,
las coyunturas de tortuga
que me hicieron
cruzar ese Río
desde la infancia,
se hagan
de bejucos secos:
mi corazón rodará
como la pelota
del juego ritual
de los otomacos.

¿Que más te doy?

¿Qué más te doy?
¿,Los huesos
en una vieja tinaja funeraria?
Me los pintas de rojo
antes de lanzarlos
por el cerro Barraguán...

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Manuel Ortega
Cronista del municipio Pedro Camejo
ortegamanuel1818@gmail.com

205 AÑOS DE LA BATALLA DE LAS QUESERAS DEL MEDIO.





Tal día como hoy el General José Antonio, con el payareño Negro Primero y ciento cincuenta y dos lanceros pasa el río Arauca, los forma en tres columnas de cincuenta cada una, y se va contra el enemigo. Pablo Morillo a su vez mueve contra la diminuta tropa del General José Antonio Páez 1.200 realistas. ¡Mil doscientos contra ciento cincuenta que tienen su lanzas para defenderse!

Páez, Negro Primero y los 152, se lanzaron a pelear contra los realistas, unas veces los atacaban y otras apresuraban su fuga, alejando cada vez más a sus perseguidores del grueso del ejército. Cuando Páez vio que toda la caballería realista formaba un solo cuerpo y que en el ardor de la persecución había dejado atrás a los fusileros, grita a sus hombres:

—Vuelvan caras.

Al oír el grito de mando, Negro Primero y sus compañeros obedecieron, detuvieron los caballos para volver caras. El ademán del negro “es atento, sonreído, dispuesto a la terrible embestida —dice Arístides Rojas—, al choque sangriento, cuando llegue el momento de esgrimir la poderosa lanza que lleva en la mano derecha”.

Cuando llegó el momento los patriotas ordenados en grupo de a veinte hombres: apuntaron lanzas, apretaron los ijares de los caballos y se lanzaron sobre los escuadrones de enemigos. Cuando llegaron se metieron por entre las filas realistas, de frente y por los flancos, y, sin darle descanso, la alancearon, la atropellaron y la desbarataron. Al ver esto, el ejército entero de Morillo, aturdido y espantado, retrocede, se desbanda, se refugia en un bosque, el cual favorecen su retirada. Cuando llegó la noche cesó la matanza, los patriotas se arrojaron al río y se presentaron victoriosos ante Bolívar.  

¡Qué increíble batalla en la que participó Negro Primero!, las cifras lo demuestran, los realistas dejaron tendidos en el campo cerca de quinientos hombres; de los ciento cincuenta patriotas, salieron heridos del combate, entre otros, el teniente coronel Manuel Arraiz, y los capitanes Francisco Antonio Salazar y Juan Santiago Torres; “muertos solamente dos —dice Páez—, Isidoro Mujica y el cabo primero Manuel Martínez; pero la anchura de sus heridas y el tenerlas en la espalda nos demostraban que habían sido abiertas por lanzas de los nuestros, que en la confusión y oscuridad habían tomado por enemigos á aquellos compañeros suyos”.

El día después de esta gloriosa batalla, en Cuartel General en los Potreritos Marrereños, Bolívar les confirió a los 150 héroes de esa increíble batalla,  la Orden de los Libertadores de Venezuela con esta hermosa proclama:

“¡Soldados! Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que puede celebrar la historia militar de las naciones. Ciento cincuenta hombres, mejor diré, ciento cincuenta héroes, guiados por el impertérrito general Páez, de propósito deliberado han atacado de frente a todo el ejército español de Morillo. Artillería, infantería, caballería, nada ha bastado al enemigo para defenderse de los 150 compañeros del intrepidísimo Páez. Las columnas de caballería han sucumbido al golpe de nuestras lanzas; la infantería ha buscado un asilo en el bosque; los fuegos de sus cañones han cesado delante de los pechos de nuestros caballos. Sólo las tinieblas habrían preservado a ese ejército de viles tiranos de una completa y absoluta destrucción.

“¡Soldados! Lo que se ha hecho no es más que un preludio de lo que podéis hacer. Preparaos al combate y contad con la victoria, que lleváis en las puntas de vuestras lanzas y de vuestras bayonetas”.

El 4 de abril se expresaba de esta manera en una carta al a su amigo Guillermo White: 

“Antes de ayer, el general Páez ha logrado un golpe admirable sobre Morillo, y que pudo haber sido completamente decisivo, si la noche no lo hubiera ocultado a nuestras lanzas. No pensábamos más que darle a conocer la superioridad de nuestra caballería; y así, no aprovechamos el brillante resultado que tuvimos, porque no habíamos preparado el lance para ello. Arrollamos todo el ejército cuando sólo pensábamos batir parte de su caballería. Ciento cincuenta valientes, mandados por el general Páez, no podrían solos destruir todo un ejército, estando nuestras tropas con el Arauca por medio”.


Entre los soldados que acompañaron a Páez en esta famosa batalla, Negro Primero lleva el numero 34, mas entre los 24 teniente del grupo, tiene el número 1°. Negro Primero  “es, por tanto, el primero de los tenientes —escribe Aristides Rojas—, que figuraron entre los ciento cincuenta héroes de las Queseras, el 2 de abril de 1819”.


EL MONUMENTO


El sitio donde se realizó la “proeza más extraordinaria que puede celebrar la historia militar de las naciones”,  estuvo olvidado hasta el año 1966 cuando el Gobernador de Apure don Ricardo Montilla colocó allí la Piedra Fundacional, con la idea de construir un gigantesco monumento para celebrar el Sesquicentenario en 1969, no pudo hacerlo pues fue destituido. “Pasaron 20 años y fue el Capitán Hugo Rafael Chávez Frías, con su fervor Bolivariano y amor por el Apure, quien con soldados bajo su Comando levantó el 1er. Monumento 1986. Después lo mejoró Aguilarte Gámez con el Batallón de Ingenieros; en 2019, Carrizalez Rengifo recuperó lo que habían dejado en ruinas”. (Escribe Óscar Adolfo Alvarado en Una Pizca de Historia Regional del Apure 051/2024)


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Manuel Ortega

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